La atención médica durante el Desastre de Annual
La ingente cantidad de
heridos que se produjo a raíz del Desastre puso a prueba la capacidad sanitaria
de Melilla. Desde los combates del Kert los hospitales de la ciudad, que hasta
ese momento habían atendido mayoritariamente a pacientes afectados por
enfermedades, no habían recibido jamás tal profusión de heridos. La estructura
sanitaria del frente se vino abajo por completo desapareciendo la totalidad de
enfermerías, hospitales de campaña y consultorios, quedando únicamente los
hospitales de Melilla para atender a todos los heridos y enfermos. Nunca, hasta
aquel verano de 1921, habían fallecido tantos oficiales médicos en campaña y en
tan pocos días. A pesar de que la voluntad del mando fue no dejar sin
asistencia a ningún herido, muchos fueron
los que fallecieron durante el desconcierto de la retirada sin haber recibido
atención médica. Tampoco la tuvieron quienes, tras resistir agónicamente en
Igueriben, Sidi Dris o Monte Arruit, fueron masacrados después de haber
padecido lo indecible. A todos ellos, y a los médicos y sanitarios que murieron
en el intento de aliviar a sus compañeros, quiero dedicar esta crónica.
Jefatura de Sanidad
Militar de Melilla
Componían la Jefatura tres
grandes bloques de asistencia para los soldados en campaña: en primer término
estaban los oficiales médicos destinados en los cuerpos, primer auxilio que
recibía la tropa, en segundo lugar, los hospitales y enfermerías de campaña
donde eran atendidos los heridos y enfermos con el objetivo de ser evacuados
con la mayor celeridad posible, y finalmente, los hospitales de Melilla donde
eran tratados hasta su total curación. Alrededor de los hospitales se agrupaban
la sección de farmacia, el laboratorio y el parque de sanidad. Para asistir y
poder llevar a cabo su labor, en todos los servicios se contaba con la Compañía
Mixta de Sanidad Militar, cuyas secciones se encargaban de diferentes servicios:
refuerzo junto a los oficiales médicos, asistencia en posiciones sin
facultativos, y transporte de heridos en auto ambulancia, artolas o tren
hospital. En otra dimensión sanitaria se encontraban los oficiales médicos
destinados en consultorios indígenas cuya función era atender a los locales,
siendo su labor muy valorada por la población ya que era la única asistencia
profesional que podían recibir. Finalmente, de la propia Jefatura dependían los
enfermeros civiles, personal un tanto olvidado al no estar acogido (en julio de 1921) a los
beneficios que por heridas y muerte en combate tenían los militares. Entre los
diferentes destinos servían un total de 97 oficiales médicos, 2 oficiales de la
escala de reserva de Sanidad Militar y 410 sanitarios para asistir a más de 24.000
hombres.
Promoción de ingreso 27-09-1919 |
Atendiendo a la declaración del
Coronel Jefe, los medios con que contaba la Jefatura resultaban insuficientes;
había deficiencias y falta de recursos en las enfermerías de campaña, en los
hospitales, en transporte y parque de sanidad. En hospitalización, era
necesario hacer obras en el Docker y ampliar el hospital indígena de forma que
permitiera doblar su escasa capacidad. El coste de ambos proyectos ascendía a
casi medio millón de pesetas. El proyecto de substituir barracones del Docker
por otros de mampostería fue presentado al Ministro de la Guerra durante su
visita en 1920, pero no se llegó a aprobar. La construcción de un hospital
militar en Annual era sin duda necesaria debido al carácter de importante base
avanzada de la posición y la lejanía de los hospitales fijos. El 22 de julio,
la enfermería de Annual podía ser batida desde muchos ángulos ya que no estaban
protegidas las tiendas tortuga que albergaban tan solo veinte camas. El
proyecto de construcción de un hospital de campaña compuesto de cinco
pabellones con cien camas ascendía a 200.000 pesetas. También era necesario
ofrecer mejor asistencia en Sidi Dris, posición en la que la evacuación de
enfermos y heridos se hacía por vía marítima; para ello había también un
proyecto valorado en 30.000 pesetas. En cuanto a los medios de transporte, el
Coronel Jefe creía necesario doblar el número de ambulancias -de cuatro a ocho-
ya que, siendo habitual que alguna se hallase en reparación, ni siquiera con seis
era posible garantizar un servicio eficiente. Se necesitaba también ampliar el
número de camionetas Ford, de menor coste que las ambulancias y muy útiles para
evacuar heridos que no necesitaran ir en posición horizontal.
La Compañía Mixta necesitaba el
doble de las artolas que tenía, debido a lo abrupto del terreno y a la gran
cantidad de efectivos destinados en primera línea. Era necesario, asimismo,
disponer de un garaje en Dar Drius donde guardar las ambulancias y camionetas
que cubrían el recorrido entre Annual y Tistutin. El parque de sanidad
necesitaba más piezas de recambio para las ambulancias, además de artolas,
material de curación, botiquines y juegos de cestones. En cuanto al material
quirúrgico, se requerían autoclaves y elementos de esterilización para
utilizarlos a medida que la campaña fuera ganando en intensidad. El importe
total de todas las peticiones que cursó el Coronel Jefe de Sanidad en el
informe fechado el 9 de julio -días antes de la retirada de Annual- ascendía a
731.000 pesetas. Tan solo el garaje para ambulancias en Dar Drius pudo entrar
en funcionamiento pocos días antes del 22 de julio. Las justas peticiones que
hizo el coronel Francisco Triviño se realizaron, obviamente, sin pensar en el
inminente y trágico devenir de los acontecimientos. Aquel mes de julio, en los
hospitales de Melilla estaban ingresados un total de 1025 oficiales y soldados,
la mayoría debido a enfermedades. En el periodo comprendido entre el 1 de enero
y el 17 de julio de 1921 se contabilizaron en los hospitales de Melilla un total de 91
muertes debido a enfermedades, frente a las 6 ocasionadas por la campaña;
cuatro por heridas causadas por el enemigo, y dos por accidente de aviación.
Con el fin de atender a los posibles heridos de guerra, y con buen criterio, el
coronel Triviño instaló en el seno del Hospital Docker una clínica para heridas
y traumatismos bajo la dirección del comandante Clemente Herranz Lamich, adonde
llegarían los primeros heridos evacuados en el tren hospital.
Hospital de la Cruz Roja. Damas enfermeras y ambulancia 1-Maruja de la Paz Orduña. 2-Duquesa de la Victoria |
Mandaba la Jefatura el mencionado
coronel Francisco Triviño Valdivia (Canjáyar, Almería 30-7-1861), médico
militar desde 1887, periodista, escritor y gran conocedor de los usos y
costumbres del Protectorado en el que estuvo destinado la mayor parte de su
carrera militar. En 1889, en Melilla, fue uno de los médicos que atendieron al
general Villacampa, quien tres años antes había protagonizado el último golpe
de estado del siglo XIX. En 1901 obtiene el empleo de Médico Mayor, y en 1909
lo encontramos destacado en la Delegación Española de Tánger. Es autor de un
gran número de libros, entre ellos: Apuntes
del Magreb (1900), Cinco años en
Marruecos (Apuntes de un médico) (1903), Del Marruecos Español; notas políticas, militares, financieras,
agrícolas, de comercio e industrias, estadísticas y cuadros de vida y
costumbres (1920), Los del Tercio en
Tánger (1926), e Intimidades de
Marruecos, conjunto de textos escritos junto a, los también médicos, Felipe
Ovilo Canales y Adolfo Ladrón de Guevara. De su matrimonio con María Sánchez
Garrido nacieron varios hijos, uno de ellos -Gracián- compartió vocación con su
padre; se licenció en Medicina e ingresó en la Academia de Sanidad Militar
obteniendo el despacho de teniente médico en 1919. El 14 de diciembre de 1921, FranciscoTriviño es cesado en la Jefatura, siendo substituido por el coronel Puig
Cristian. Ascendió a inspector médico de 2ª en 1925, y dos años después pasó a
la reserva, tras quedar en 1924 absuelto en el consejo de guerra que juzgó su
conducta en los sucesos de 1921. En 1926 publicó la que fue su última novela Los del tercio de Tánger, y en 1934
falleció.
Carlos Gómez-Moreno Martínez
(Roma 9-3-1879) era por entonces secretario de la Jefatura de Sanidad, cargo
que ostentaba desde 1920. Veterano de la campaña de 1909 y destacado en el
combate de Taxdirt, pasó muchos años en Marruecos hasta que ascendió a
comandante en abril de 1919, siendo destinado a los manicomios de Pedro Mata
(Reus) y Ciempozuelos (Madrid). Tras el Desastre, se le abrió juicio
contradictorio para la concesión de la Laureada por su comportamiento el día 22
en Annual. Al mismo tiempo, junto al comandante médico Fernández Lozano fueron objeto de
un consejo de guerra donde se dilucidaron las mismas cuestiones por las cuales
se le quería conceder la condecoración. En ambos casos el resultado fue
similar; no fueron condenados ni premiados por sus actuaciones en Annual.
Carlos Gómez-Moreno, quien era hijo del pintor y arqueólogo Manuel Gómez-Moreno
González, falleció en su Granada natal en octubre de 1926.
Jura de bandera de la promoción de 1914 |
Tres capitanes figuraban
adscritos a la Comandancia para cubrir contingencias del servicio. Luis Marina
Aguirre (Madrid,10-2-1886)- hijo del general José Marina Vega- se encargaba de la asistencia personal del Cuartel
General. Ingresó en la Sanidad Militar en 1915 aunque se había licenciado en
1910. Aquel año la Cruz Roja de Melilla le premió por los servicios prestados
en los hospitales de la ciudad. En febrero de 1917 obtuvo el título de piloto
de aeroplano, siendo el segundo oficial médico que obtenía tal cualificación. Em
mayo de 1913 el entonces capitán médico Antonio Pérez Núñez se convirtió en el
primer miembro de sanidad militar que pilotaba un avión siendo uno de los
pioneros del arma. Hasta la finalización de las campañas en 1927 los únicos
oficiales médicos que poseían el título de aviador fueron el córdobes Antonio
Pérez y Luis Marina. En 1922, el capitán
Marina, abandonó su destino en Melilla y, tras un breve paso por regimientos en
la Península, se le destinó al arma de aviación donde permaneció hasta su
retiro en 1931 con el empleo de capitán. Falleció en Madrid en 1966. Al margen
de Marina cubrían las eventualidades los capitanes García Martínez y García
Gutiérrez que, como veremos, eran directores de las enfermerías de Drius y
Annual respectivamente.
El primer
escalón
Los oficiales médicos destinados
en los cuerpos constituían la primera asistencia que recibían los soldados en
campaña. En algunos casos, estos oficiales debían montar los puestos de socorro
en primera línea, provocando que algunos de ellos fallecieran mientras atendían
a los heridos. Cuando la situación lo demandaba, debían acudir a posiciones
donde eran requeridos, a lomos de un caballo, por tortuosos caminos y
acompañados permanentemente de su botiquín de campaña. Los tenientes y
capitanes médicos se veían obligados a cumplir tres turnos obligatorios de
permanencia en el rotectorado, lo que suponía pasar 6 años comprendidos entre
los veintitrés y los treinta, circunstancia que no ocurría en los demás cuerpos
salvo que lo solicitarán voluntariamente.
Un total de 35 médicos se
hallaban destinados en los diferentes cuerpos. Veinte y dos de estos jóvenes
oficiales servían en el frente junto a sus unidades; otros 12 tenían destino en
Melilla y tan solo 1 disfrutaba de permiso oficial. Murieron en combate 9: Luis
Hermida, Fernando Serrano (en
cautividad),Rover Motta, Méndez León (a consecuencia de una caída), Enrique
Videgain, Modesto García, Teófilo Rebollar, Manuel Fernández Andrade y Weceslao
Perdomo.
Los regimientos de infantería
tenían asignado un oficial médico por batallón, siendo la única excepción el 68
de línea, que tenía cuatro galenos en sus filas.
El Regimiento de San Fernando fue
el único que no perdió ninguno de sus oficiales médicos. El capitán Amadeo
Fernández Gomara (Santoña, Santander 31-1-1888), del 1er Batallón, se hallaba en Melilla,
según consta en la documentación del regimiento, prestando servicio a las
fuerzas del cuerpo y a las familias. Al comenzar la guerra en 1936, el capitán
Fernández fue detenido y fusilado por milicias republicanas en Valencia, el 24
de septiembre en la ermita de la Vera. Estaba destinado en el 2º grupo de la 2º
comandancia de sanidad militar.
Promoción de ingreso 27-09-1919 |
Felipe Peña Martínez era, además
de médico del 2º Batallón, director de la enfermería de evacuación sita en Ben
Tieb (desde el 14 de julio). Nacido en Buenos Aires en 1896, se crió en
Villagonzalo (Badajoz), de donde era natural su padre. Alumno de la madrileña
Universidad de San Carlos ingresó en la Academia de Sanidad Militar en febrero
de 1920, siendo su primer destino el Regimiento de San Fernando. El 22 de
julio, siguiendo órdenes, se retiró junto a la guarnición de Ben Tieb en
dirección Dar Drius. Días después, en Monte Arruit, fue herido en la cabeza
mientras curaba a un oficial. Su comportamiento durante el asedio mereció que
fuera propuesto para que se le concediese la Laureada. El 9 de agosto consigue
salir con vida de la masacre de Arruit y es capturado por un rifeño que le
lleva a Segangan desde donde negociará su rescate. El 14 de agosto, un mes
después de incorporarse a su destino en Ben Tieb, es liberado y puede llegar a
Melilla, convirtiéndose en el único oficial superviviente de la guarnición de
Ben Tieb. Recibe en mayo de 1923 la Medalla de Sufrimientos, por la herida
recibida el 30 de julio cuya curación le mantuvo apartado del servicio durante
165 días. En 1936 se halla destinado en el 4º Grupo de la 2ª Comandancia de
Sanidad Militar, a las órdenes del comandante Narciso Barbero. Su fidelidad a
la causa debió suscitar dudas ya que
tras la guerra (1942) se le retiró con la pensión de comandante. Falleció en Bilbao en febrero de 1956.
Idéntico recorrido profesional
que Peña siguió el teniente médico Miguel Cadenas Rubio. Nacido en Úbeda el 9
de octubre de 1898, se licenció igualmente en la Universidad de San Carlos, y
en septiembre de 1920 ingresó en la Academia. Miguel Cadenas se incorporó al
regimiento en febrero de 1921. Al producirse la retirada el 22 de julio era el
médico del batallón que a las órdenes del teniente coronel Pérez había llegado
a Annual el 19 de julio formado por cinco compañías de fusiles y una de
ametralladoras. En el expediente Picasso no consta su declaración, pero la
documentación del regimiento indica que el 1 de agosto estaba en Melilla y no
tomó parte en la defensa de Arruit. También, como Peña, se mostró leal a la
República, aunque en su caso debido a fuertes convicciones ideológicas, y
prestó servicio como comandante médico en el arma de aviación. Al finalizar la
contienda se exilió a Argentina, adonde llegó a bordo del vapor francés
Massilia el 19 de octubre de 1939, y en la república sudamericana, permaneció
hasta su fallecimiento en 1970.
Juan Pérez Ruiz-Crespo (5-2-1892)
se licenció en 1915 y fue destinado a los grupos de hospitales de Melilla,
donde continuó hasta su ascenso a capitán en 1921, cuando se le destina al 1er
Batallón de Ceriñola. Al margen de su jornada laboral, compartía despacho en la
Policlínica para obreros del barrio del Real, con los también médicos Sainz de
la Maza y Víctor García Martínez. El 22 de julio por la mañana, en Annual, es
destacado para conducir el convoy de heridos, entre los que se hallan los
supervivientes de Igueriben, a los que, con toda probabilidad, debió atender el
día 21. El capitán Pérez ascendió a comandante en enero de 1936, quedando en
julio disponible en Valencia y permaneciendo fiel a la República. Tras la
guerra fue readmitido, aunque posteriormente apartado del Ejército.
Botiquín de batallón |
Al incorporarse el capitán Pérez
a Annual, el teniente Pablo Bilbao Lumbreras (Madrid 15-9-1897) finalizó su
periodo de operaciones y partió hacia Melilla. Hasta aquel momento había
montado puestos de socorro para atender a los heridos de los combates del 16 de
junio, 17 y 19 de julio. Pablo Bilbao ascendió a capitán, y con ese empleo
estaba cuando estalló la guerra civil en la que permaneció fiel a la República.
Durante la contienda, ascendió a comandante siendo el cirujano jefe del
Hospital Militar de Aviación de El Vedat (Valencia), y director del Hospital Militar de Barcelona.
En 1942, se encontraba en situación de reserva, retirado y pensionado, en la
misma situación que el teniente Felipe Peña. Pablo Bilbao falleció el 2 de diciembre
de 1945 en Madrid a la temprana edad de 47 años, siendo teniente coronel médico
y hallándose en posesión de varias cruces al mérito militar.
Comandante médico en Arruit tras la reconquista |
En el Regimiento de Melilla
sufrieron las bajas mortales de dos tenientes médicos: José Rover Motta, y
Fernando Serrano Flores. Rover Motta (Palma de Mallorca 6-11-1891) fue
-involuntariamente- uno de los culpables de mi interés por el Desastre cuando
en 1988 vivíamos en Palma, en la calle que aún hoy lleva su nombre, y quise
saber quién era aquel personaje. Hijo del farmacéutico y subdelegado de
farmacia José Rover Tolrá y de Matilde Motta, que regentaban una farmacia en la
plaza de Antonio Maura, José Rover ingresó en la Academia en 1918, siendo
soldado de la Comandancia de Tropas de Sanidad Militar de Barcelona, en cuya
facultad cursó la carrera. En agosto de 1919, fue destinado al 3er Batallón del
Melilla 59, y el 22 de julio prestaba servicio en Cheif, donde se hallaba una
de las columnas móviles de su unidad. En la mañana del 23, mientras se producía
la evacuación de la posición, resultó herido, pese a lo cual no fue evacuado
desde Drius sino que continuó hasta Monte Arruit, falleciendo el día 9 de
agosto. Por R.O. de 26 de julio de 1921 fue destinado a la Compañía Mixta de
Sanidad Militar, de ahí que en la documentación aparezca entre los oficiales de
esta unidad, aunque de hecho nunca llegara a incorporarse.
La plaza de médico que dejó
vacante el teniente José Rover Motta la obtuvo el teniente Luis Méndez León
(Madrid 7-8-1896), oficial que no consta en los listados del regimiento ya que
hacían referencia a los días 22 de julio y 1 de agosto. El teniente Méndez
sufrió, pocos días después de incorporarse, una caída de caballo y se fracturó
la base del cráneo. Tras permanecer ingresado en Melilla fue trasladado a
Málaga en cuyo hospital falleció el 20 de septiembre.
No lejos de
Palma de Mallorca, en Valencia, hay también una calle que recuerda a otro joven
médico muerto en Marruecos: Fernando Serrano Flores, nacido allí en 1896 en el
seno de una humilde familia. Tras finalizar el bachillerato consiguió acceder a
una beca para cursar estudios de Medicina. Ingresó en la Academia en febrero de
1920 y, como la mayoría de jóvenes tenientes médicos, fue destinado a
Marruecos, en concreto al Regimiento de Melilla que Serrano había solicitado.
El 22 de julio formaba parte de la guarnición de Dar Quebdani y como tal
asistió días después a la reunión de oficiales donde se decidió la suerte de
casi mil hombres. Tras la carnicería
fue hecho prisionero y conducido al campamento de Annual. Coincidió muy pocos
días en Axdir con el teniente médico Vázquez Bernabeu ya que el 21 de
septiembre escapó a nado consiguiendo llegar al Peñón de Alhucemas. Debido a
que tras ser capturados fueron separados oficiales y soldados, Serrano no pudo
instruir a ninguno de los prisioneros en Annual hasta marzo de 1922 cuando los
soldados fueron internados en Ait Kamara. Fue entonces, tal y como recogen las
memorias de Francisco Basallo, cuando pudo reunirse con el sargento e
instruirle en nociones de medicina. Queda constancia de dos desplazamientos de
Serrano al campamento de soldados, el primero en marzo y el segundo el 18 de
mayo, permaneciendo hasta el 7 de junio.
Francisco Basallo |
El apreciado
médico Serrano se infectó del letal tifus que asolaba el campamento y enfermó
rápidamente, aunque no por ello descuidó las atenciones a sus compañeros. A
pesar de los ruegos que el general Navarro y el resto de oficiales hicieron
llegar al caudillo rifeño, este no consintió que Serrano fuera trasladado al
Peñón de Alhucemas, donde a buen seguro habría recibido mejor atención y tal
vez se hubiera evitado el triste final que el joven oficial tuvo muriendo el 18
de julio de 1922. Abd el Krim tampoco permitió que su cuerpo fuera trasladado
al Peñón, por lo que se le tuvo que dar sepultura en el improvisado cementerio
construido por los prisioneros. Era tal la incomunicación entre los dos campos
de prisioneros que el sargento Basallo no supo de la muerte de Serrano hasta el
mes noviembre, cuando fue trasladado al campo de Axdir donde permanecerá hasta
su liberación.
Tiempo después,
en mayo de 1923, el Rey visita el campamento de Paterna (Valencia) en compañía
del Capitán General Milans del Bosch. Ambos inauguran un monumento a la memoria
del teniente de artillería Cortina Rico, muerto en Monte Arruit. Tras el acto,
se informa al Rey de que entre el público están los padres del teniente
Serrano, acompañados por el doctor Sanchís Bergón, presidente de la Federación
Nacional de Colegios de Médicos. El doctor Sanchís se dirige y pide a S. M. que
le sea concedida paga a favor de los padres, como hubiera correspondido si
Serrano hubiese fallecido en campaña. Sanchís tenía un gran conocimiento del
Ejército -había sido oficial y su padre llegó a
general de Sanidad Militar- por lo que sabía que no siendo objetivo,
como no lo era, le sería denegada la pensión, así que se propuso tocar la fibra
sensible del Monarca para que intercediera ante el Gobierno. Alfonso XIII no
pudo contener la emoción mientras aquellos desconsolados padres -el oficial era
su único hijo- se dirigieron a él implorando la gracia real. Con los ojos
arrasados en lágrimas el Monarca les prometió interesarse por el tema, y allí
mismo entregó mil pesetas al padre y dos mil a la madre. Finalmente, la pensión
le fue concedida el 24 de mayo de 1924, siendo los receptores sus padres,
Fernando Serrano y Josefa Flores. En el mismo acto recibieron un importante
donativo algunos soldados valencianos que habían sufrido mutilaciones
durante la campaña. Hoy en día aquellos
inválidos de guerra aún acompañan al teniente Serrano; en la calle que lleva su
nombre, en Valencia, está la Asociación Cultural de Inválidos Militares de
España.
1- Fernando Serrano Flores |
En el Zoco Telatza acampaba la
columna móvil del Regimiento de África; sumaban casi mil hombres entre las
diferentes unidades (29 jefes y oficiales y 940 soldados). La posición tenía
una enfermería que dirigía el teniente Juan Pereiro Courtier, y que disponía de
20 camas, un pequeño quirófano, botiquín fijo y salas de duchas, curas, y
reconocimiento. El teniente médico contaba con la ayuda del médico de la 9ª Mía
de Policía, Miguel Palacios Martínez, aunque los médicos que servían en la
policía no dependían orgánicamente de la Jefatura de Sanidad sino de la de
Asuntos Indígenas. Al producirse la retirada a zona francesa, el 25 de julio se
abandonó todo el material y los dos médicos consiguieron llegar al puesto
francés de Hassi Uenzga, desde donde días después fueron repatriados a Melilla.
Con posterioridad, ambos siguieron carreras profesionales similares hasta el
estallido de la guerra civil; ascendieron a capitán en 1923, pero el 18 de
julio situó a cada uno en bandos opuestos. Palacios, que el 18 de julio estaba
destinado en Madrid, mantenía contactos con grupos próximos a la CNT. Fue uno
de los encargados de intentar parlamentar con el coronel Tulio López Ruiz,
ayudante de Fernández Silvestre en 1921, con el objetivo de que rindiera el
regimiento que mandaba. Posteriormente, se le situó al frente de la 39 Brigada
Mixta, de la 5ª División y hasta llegó a mandar el XVI Cuerpo de Ejército de
Levante. En 1938 fue condecorado por el gobierno republicano con la medalla del
valor. Al finalizar la contienda se exilió, aunque años después volvió a
Madrid, donde falleció el 16 de mayo de 1979. Por su parte, Juan Pereiro,
destinado en el 4º Grupo de la 1ª Comandancia de Sanidad en La Coruña, se alzó
en armas y fue enviado al frente de Asturias. Al mando de su unidad participó
en la toma de Oviedo por lo que, junto al resto de fuerzas que participaron, se
le concedió la Medalla Militar Individual. Tras su ascenso a comandante fue
director de los hospitales de Griñón (Madrid) y de Torrijos. Se retiró del
Ejército con el grado de coronel médico.
Enrique Videgain Aguilar |
En Annual tenía el Regimiento de
África un batallón compuesto por 600 hombres entre los que estaban los médicos
Enrique Videgain Aguilar y Francisco Muguruza Uribe. El primero pertenecía a la
promoción de 1919, mientras que el segundo llevaba menos de un mes en el
territorio.
Enrique Videgain, nacido el 25 de
noviembre de 1892 en La Seu d’Urgell, LLeida, se licenció en Medicina en la
Universidad de Valencia, donde coincidió algunos cursos con Vázquez Bernabéu y
Serrano Flores. Recién salido de la Academia, se incorporó al Regimiento de
África. El 22 de julio se hallaba en Annual; mandaba el Batallón de África el
comandante Andrés Piña que murió al coronar el Izumar. Los restos del
regimiento llegaron a Drius, y el día 23 el teniente Muguruza partió al frente
de un convoy de heridos, mientras que Videgain quedó junto a las tropas que ya
mandaba el general Navarro hasta llegar a Monte Arruit. En el recinto, futuro
escenario de la masacre, el teniente médico se multiplicó para poder curar a sus heridos en condiciones inhumanas
y sufriendo el durísimo asedio. El 9 de agosto abandonó la posición acompañando
a los pobres heridos que, en camilla, no podían caminar. No hubo perdón ni para
aquellos que ni tan siquiera se podían defender, y junto a ellos cayó el
teniente Videgain. Al recuperar la posición en octubre, se pudo reconocer su
cadáver y se le dio sepultura en el Panteón de Héores. Francisco Muguruza, por
su parte, sobrevivió al Desastre, pero no a la fratricida guerra civil: el 18
de julio, destinado en San Sebastián, fue detenido, juzgado y fusilado por
auxilio a la rebelión.
Las tropas de Policía Indígena
eran las que contaban con el mayor número de médicos el 22 de julio: un total
de ocho, todos ellos –a excepción del teniente Simplicio Vidal que dirigía la
enfermería del Peñón de Alhucemas- en el frente avanzado. En Annual estaban
junto a sus mías -8ª y 11ª- dos médicos: Jaime Roig Padró y Joaquín D’Harcourt
Got.
Jaime Roig Padró |
Antonio Vázquez Bernabéu, nacido
en Blida (Argelia) el 4 de mayo de 1896, se crió en Massanassa (Valencia) donde
vivió su infancia, y estudió Medicina en Valencia terminando en 1919 e
ingresando poco después en la Academia de Sanidad. Nada más recibir el despacho
de teniente médico fue destinado a la tropas de policía indígena de Melilla
pasando a formar parte de la 11ª Mía de Beni Said, y posteriormente a la 12ª
que mandaba el capitán Rafael Capablanca. En junio de 1921 parte de su unidad
fue enviada a Buymeyan, donde también estaba destacada la 15ª Mía al completo.
Las tropas realizaban a diario un servicio de descubierta o protección de una
loma situada entre Buymeyan e Igueriben, frente al campamento de Annual. El día
16, el comandante Jesús Villar fue informado, por confidencias, de que había
una importante presencia enemiga en la Loma de los Árboles, por lo que consultó
al general Navarro sobre la conveniencia o no de realizar el servicio. Navarro
decidió continuar con el plan previsto: temprano partieron las tropas y Vázquez
Bernabéu junto a la caballería de su mía al frente de la que se hallaba el
teniente Villegas. No mucho después se confirmaron las revelaciones de los
confidentes: al pasar junto a una pequeña floresta fueron atacados, teniendo
como resultado del enfrentamiento un importante número de muertos y heridos. Al
teniente Vázquez le fue concedida la Cruz Laureada por la actuación que tuvo en
aquella ocasión, pasando así a formar parte de la Historia Militar.
Antonio Vázquez Bernabeu |
Imposición de Laureada al capitán Antonio Vázquez |
El 7 de agosto tomó parte en el
combate en el que murió Abd el Malek y cayó muerto el comandante Valdés Martel
(jefe del harka e igualmente laureado). Ignoro por qué -su incompleta hoja de
servicios no lo recoge- a partir de 1925 abandonó el mando de tropas indígenas
y se le destinó al Hospital Militar de Valencia. Ya tan solo pisaría tierra
africana cuando desde la capital levantina trasladara a los grupos de reclutas
destinados al Protectorado. En 1929 recibió la Medalla de Sufrimientos por la
Patria y contrajo matrimonio con Trinidad Vidal, de la que tan solo dos años
después -en 1931- enviudaría sin haber tenido descendencia. En julio de 1936,
estando destinado en la 1ª zona de la Guardia Civil de Valencia al mando del
general Luis Grijalvo Celaya, fue detenido pues eran notorias sus simpatías por
el bando sublevado. Según cita Alejandro Belaustegui en su trabajo sobre los
sanitarios militares, fue fusilado en el Cabañal el 30 de agosto, mientras que
su superior jerárquico Grijalvo fue detenido y fusilado el 6 de octubre tras
mostrar repulsa por los fusilamientos de sus subordinados. En 1952 se inauguró
el Hospital Militar de Valencia que en la actualidad sigue llevando el nombre
de Vázquez Bernabéu, donde una placa recuerda el combate del 16 de junio por el
que fue laureado.
Joaquín D'Harcourt Got |
La mía del capitán González
Longoria se hallaba, cumpliendo órdenes, en unas casas próximas al campamento
de Annual. Para cuando recibieron la orden de retirarse, la mayoría de las
tropas ya había abandonado las tres posiciones que conformaban el campamento.
Después de haber participado en el combate del día 21, a la mía solo le
quedaban tres oficiales: el capitán, el teniente Martínez Baños y el médico
Joaquín D’Harcourt.Cuando llegaron a la altura del cruce que une los tres
campamentos, se quedaron estupefactos al reconocer en la pista al coronel
Gabriel Morales, solo y cabizbajo. Tras diversas vicisitudes antes de coronar
el Izumar, quedaron solos Morales y D’Harcourt, a los que poco después se unió
el capitán Emilio Sabaté. Al atravesar el puente de madera fue herido el
coronel Morales. A pesar de que la herida le permitía caminar, el Coronel les
requirió a juramentarse para rematar a cualquiera de los tres que cayera herido
de gravedad. Aquella promesa, tan difícil de cumplir, sería una losa para los
dos oficiales, ya que antes de llegar a Ben Tieb, al divisar la posición del
Morabo, el Coronel fue herido de nuevo; una bala le había atravesado el hígado.
Morales cayó del caballo, sabedor de su final, y mirándolos les pidió que
cumplieran el juramento. D’Harcourt declaró ante Picasso que se prestó a
cumplir su palabra y colocó el máuser en la sien del coronel, aunque finalmente
no fue capaz y -según declaró- permaneció a su lado hasta que expiró. Al
general Picasso no le debieron convencer las explicaciones del médico ya que le
encausó por abandono del cadáver de su jefe. Cierto es que en aquellos momentos
nadie se paraba a recoger a ninguno de los que caían muertos, como así lo
evidenciaba la pista sembrada de cadáveres de Annual-Ben Tieb. Cuando al
coronel Morales se le abrió juicio contradictorio para concederle la laureada
el testimonio del oficial médico fue especialmente relevante, tanto en el
combate del día 21 como en la retirada del 22 de julio. Al joven médico y a
instancias del Alto Comisario también se le abrió juicio contradictorio para
concederle la laureada por su actuación en el auxilio a Igueriben el 21 de
julio, aquel día lo recordaba el oficial por la impresión que sufrió al ver el
estado en que los supervivientes llegaron después de su agónica resistencia.
Tras el Desastre, D’Harcourt continuó su carrera médica que le llevó a
convertirse en un importante cirujano y traumatólogo. En 1927, formó parte -ya
como capitán- de la comisión española que asistió al Congreso Internacional de
Navegación Aérea celebrado en Roma. La delegación española era comandada por el
Teniente Coronel Emilio Herrera Linares. D’Harcourt, junto al también médico
Hélices, presentó una memoria sobre el Mal de los aviadores. Al estallar la guerra civil se alineó, por convicción
ideológica, con la República, siendo en octubre de 1936 ascendido a comandante,
y en junio de 1937 a teniente coronel. Antes de acabar este año perdió a su
hermano Miguel, quien causó baja por fallecimiento en combate. Durante la
contienda desempeñó importantes cargos: jefe del Hospital Militar de Barcelona,
jefe del Hospital Militar de Madrid-Carabanchel y jefe de los Servicios
Quirúrgicos del Ejército Republicano. Al finalizar la guerra se exilió en
Toulusse donde residió durante dos años continuando con su labor pedagógica y
publicando hasta que en 1941 decide fijar su residencia en México. A esas
alturas D’Harcourt era ya un afamado traumatólogo y participó en la fundación
de la Clínica Benéfica Hispana y fue nombrado profesor de la Escuela Médica
Militar y de la Universidad Autónoma (Premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades 2009). Fue también fundador y presidente del Ateneo
Español de México. Murió en 1970 a consecuencia de un carcinoma de próstata.
Wenceslao Perdomo Benítez |
En Azib del Midar tenía su cabecera
la 14 ª Mía que mandaba el capitán Calvet, compuesta por 4 oficiales y 134
soldados. El oficial médico era el grancanario Wenceslao Perdomo Benítez
(8-12-1895), quien licenciado en Cádiz, obtuvo el empleo de teniente médico en
enero de 1921. A principios de marzo se incorporó a las tropas de Policía,
realizando su presentación ante el Comandante General el 2 de mayo. De los
siete oficiales que aquel día cumplimentaron al general Fernández Silvestre,
seis morirían durante el Desastre: Félix Arenas, Eduardo Gutiérrez Aramburu,
Nicolás Suárez Cantón, Constantino Jordá, Pérez Roldán y Wenceslao Perdomo. El
22 de julio, hallándose Wenceslao en la cabecera de su mía, se recibe
comunicación de la cercana Izen Lassen anunciando que son atacados y tienen heridos
y muertos. El capitán Calvet autoriza al médico a desplazarse, y acompañado de
un asistente parte hacia la cercana posición de donde nunca regresarán. No fue
fácil llegar hasta el pequeño campamento; la subida en zigzag que llevaba a la
entrada estaba ya siendo batida, y arrastrándose a duras penas -según
declararon los supervivientes- pudo el médico llegar al campamento. En su
interior, poco antes de sucumbir el
destacamento, pudo curar al teniente Juan Ases y a varios soldados, siendo
herido mientras intentaba paliar el dolor de sus compañeros hasta que fue
muerto al entrar los rifeños en la posición. Allí quedó su cuerpo hasta que los
prisioneros españoles le dieron sepultura, y allí permaneció hasta que fue
recuperada la posición en septiembre de 1922. Su hermano Antonio, comandante de
inválidos, logró encontrar sus restos, y enterrarlo en el cementerio de Melilla
el 11 de septiembre de 1922. El hospital de Cádiz lo recordó descubriendo una
placa donde se citaba que vivió y murió por y para la ciencia. En Las Palmas de
Gran Canaria se descubrieron sendas placas en recuerdo de Wenceslao Perdomo y
del capitán de ingenieros Dioniso Ponce de León, ambos canarios.
Miguel Fernández Andrade |
A la espera de poder incorporarse
a su destino en Buymeyan se hallaba en Annual el teniente Francisco Pérez Gómez
(9-3-1899), de la promoción de febrero de 1921, y destinado a las tropas de
policía el 2 de julio. Según consta en los listados de la unidad, el 1 de
agosto estaba en Melilla, y en septiembre, al no haberse refundado las mías
desechas en el Desastre, fue destinado a la columna de evacuación de la 6ª
Comandancia de Tropas estacionada en Melilla. En junio de 1926 ascendió a
capitán. Al estallar la guerra, siendo capitán en el regimiento de Pavía en
Algeciras, se sublevó. Finalizó su carrera militar como coronel médico y
director del Hospital Militar de Sevilla. En Dar Mizziam tenía su cabecera la
13ª Mía que mandaba el capitán Julio Fortea, en cuyas filas servía el teniente
médico Manuel Fernández Andrade, perteneciente a la promoción de febrero de
1920, año en que ingresaron en la Academia de Sanidad Militar dos promociones;
una en febrero y otra en septiembre formada cada una por 22 oficiales médicos.
A primeras horas del 22 de julio la mía de Fortea tomó parte en los trabajos de
fortificación de una nueva posición entre Ben Tieb y la Intermedia B. Allí les
sorprendió la retirada de Annual y tuvieron que replegarse hasta alcanzar por
la tarde Dar Drius. A pesar de que el capitán fue evacuado a Melilla, el
teniente Fernández permaneció con la columna del general Navarro hasta llegar a
Monte Arruit donde fue muerto. Aunque algunas informaciones de prensa recogen
que su cadáver fue reconocido, no tengo constancia de ello ya que no figura en
el registro de entradas del cementerio de Melilla.
José Salarrullana Alabart |
Destacado protagonismo tuvo el 22
de julio el teniente José Salarrullana Albart (Fraga 2-3-1897), destinado en el
Mixto de Artillería, que organizó junto a López Galiacho y Hernández Vázquez el
convoy de heridos haciéndose cargo de las ambulancias. Perteneciente a la
promoción de septiembre de 1919, se incorporó a la Comandancia de Melilla en
noviembre de 1920 siendo destinado a la Jefatura de Tropas de Intendencia. En
febrero de 1921, destinado en el hospital de Drius, observó e informó de graves
deficiencias en la enfermería y del elevado número de soldados aquejados de
enfermedades venéreas.
A finales de mayo se le destina al 2º grupo de Montaña
del Regimiento Mixto con el que participa, entre otras acciones, en la
conquista de Igueriben el 7 de junio, quedando de guarnición en Annual. En la
mañana del 22 de julio, tras una larga noche atendiendo a los heridos en los
combates del día anterior, se encarga de evacuar a los heridos más graves en
las ambulancias. Al coronar el desfiladero del Izumar es herido y asistido en
primera instancia por su compañero Jiménez Urtasun, y en Ben Tieb por el doctor
Felipe Peña. Al día siguiente desde Drius es evacuado a Tistutin, y a bordo del
tren hospital puede llegar a Melilla, donde es ingresado en el Docker. En 1923,
siendo capitán, volvió a la enfermería de Drius y fue el médico de África 68 y
Alcántara 14. Permaneció en el Protectorado hasta 1926 que se le destinó a
Zaragoza. Allí era el oficial médico del 9º Regimiento de Artillería Ligera
cuando al estallar la guerra civil se alineó en el bando nacional. Durante la
contienda ascendió a comandante siendo el director del hospital de Logroño
continuando su carrera militar hasta alcanzar el grado de inspector médico de
2ª (general de brigada), empleo con el que pasó a la reserva en 1963.
Dos médicos figuraban entre la
oficialidad del Regimiento de Alcántara: capitán Santiago Sarry Buján y
teniente García Martínez. El capitán Sarry (29-8-1888) prestaba servicio en la
unidad desde enero de 1919. El 22 de julio, según consta en los listados del
regimiento, estaba en Melilla al cuidado de las familias, una de las cuales era
la del sargento José Obregón que moriría en combate en las cargas del
regimiento. Recientemente tuve el placer de conocer a su hija, Dña. Amelia
Obregón Cañas. Su padre -me contó- disfrutaba de un permiso hasta que el 17 de
julio se movilizó a todo el personal que se hallaba en Melilla. El sargento
Obregón se incorporó a su escuadrón (2º) y falleció días después cerca de
Zeluán dejando una hija pequeña, Natividad, y a su querida esposa Valentina
Cañas. Tras la muerte de José Obregón y la dolorosa incertidumbre de desconocer
el paradero de su marido, Valentina enfermó y fue atendida por el capitán
Sarry. El oficial médico no diagnosticó patología alguna; Valentina había
quedado embarazada los últimos días que pasó junto a su marido, por lo que José
murió desconociendo que tendría una segunda hija. El capitán Sarry consiguió
que Valentina y la pequeña Nati pudieran volver a Vitoria, donde meses después
nacería Amelia. Me decía que a lo largo de su vida nunca dejó de ver en la
televisión las paradas militares esperando que desfilara la caballería,
buscando un caballo blanco similar al que montaría su padre. El capitán Sarry
ascendió a comandante en 1932. Al estallar la guerra estaba destinado en el
Ministerio de la Guerra donde permaneció fiel, por lo que al finalizar la
contienda fue separado del Ejército. Falleció en Zaragoza el 2 de abril de
1954.
Prácticas de la promoción de 1914 |
Junto a los escuadrones del
regimiento se encontraba el joven teniente médico Modesto García Martínez
(15-6-1896) perteneciente a la promoción de febrero de 1920, quien tras un
breve destino en Ceuta, se había incorporado al regimiento en marzo de 1921. El
22 de julio por la mañana, en Dar Drius, participó junto a los escuadrones en
la columna que, al mando del teniente coronel Primo de Rivera, intentó sin
éxito montar una posición en el portillo de Beni Assa, junto a la pista que
unía Ben Tieb con Annual, replegándose con su unidad de nuevo a Drius. El 23 en
las cargas del regimiento, según el testimonio del capitán médico García
Gutiérrez, yendo Modesto García en vanguardia fue herido gravemente, muriendo
en brazos de su hermano Víctor que marchaba junto al convoy de heridos.
El capitán Enrique Blasco Salas
(15-7-1889) era el oficial médico de la Comandancia de Ingenieros. En 1916,
destinado en Ceuta, participó en el combate de El Biutz y practicó las primeras
curas al entonces capitán Francisco Franco, circunstancia que años después
sería mencionada en las diferentes biografías que sobre éste se escribieron.
Tras el Desastre ascendió a comandante. En 1936 era uno de los cuatro
comandantes médicos adscritos al Ministerio de la Guerra, pasándose a las filas
nacionales donde continuó su carrera militar hasta alcanzar el empleo de
coronel. La Sanidad Militar debe al capitán Blasco ser el artífice de que la
virgen del Perpetuo Socorro fuera nombrada patrona del cuerpo. A la iniciativa
se sumaron muchos médicos militares, entre ellos los capitanes Luis Alonso
Alonso y Pompeyo de Cáceres. Por R.O. de 26-7-1926 se aprobó que la Virgen
fuera la patrona, fijando su festividad el 27 de junio.
A pesar de que la Brigada
Disciplinaria tenía su cuartel en Nador, el médico asignado para atender a sus
efectivos se hallaba en Melilla. Gaspar Gallego Matheos (17-12-1892), recién ascendido a capitán en
1921, procedía de la Compañía Mixta de Sanidad de Ceuta. Permaneció destinado
en la Brigada hasta que en diciembre de 1923 fue destinado al Regimiento de
Extremadura en Algeciras. En 1936, continuando de capitán en el Batallón de
Transmisiones de Marruecos en Larache, la unidad se sublevó al completo, siendo
dos de sus oficiales -tenientes Boza y Reinoso- los primeros oficiales caídos
en la guerra española. Gallego ascendió durante la contienda a comandante y
años después alcanzó el empleo de inspector médico de 2ª (general de brigada).
Falleció en Sevilla el 18 de junio de 1981.
Damas enfermeras. 1-Maruja de la Paz Orduña |
Para atender las contingencias
médicas de la Subintendencia Militar y la Comandancia de Tropas se hallaban
designados dos oficiales médicos: Rafael Gómez Lachica (Granada 26-6-1889),
capitán desde marzo de 1917, y el teniente Iván Pedrosa (27-7-1894) de la
promoción de 1920 de la que diez miembros fueron destinados a Melilla. En
Melilla se hallaba Rafael Gómez el 22 de julio, y allí atendió en su consulta
hasta 1931. Posteriormente, tras ser retirado en 1939, ejerció como inspector
municipal de sanidad civil. El teniente Iván Pedrosa Soler, que también estaba
en Melilla el 22 de julio, ascendió a capitán en 1923. Al estallar la guerra
estaba agregado al Regimiento de Aeroestación en Guadalajara (donde ejercía de
oftalmólogo) permaneciendo fiel al gobierno republicano, por lo cual fue
apartado del servicio activo. Posteriormente trabajó en el Instituto Nacional
de Previsión en Lugo, donde falleció.
Compañero de promoción de Gómez
Lachica era el sevillano Rafael Fiol Paredes (5-4-1891) quien, destinado en la
Comandancia de Artillería desde junio de 1917, y ascendido a capitán, fue un
destacado miembro de la comunidad esperantista andaluza. En 1932 ascendió a
comandante y al estallar la guerra era el director del Hospital Militar de
Badajoz. Tras la toma de la capital pacense se incorporó a las filas
nacionales. En 1943 ascendió a teniente coronel y diez años después a inspector
médico de 2ª, empleo con el que se retiró del servicio. Falleció en su Sevilla
natal el 25 de febrero de 1990 a los noventa y nueve años siendo con toda seguridad el último superviviente de entre todos los médicos del desastre.
Enfermerías
de Campaña
Todas, excepto la del Zoco
Telatza, fueron establecidas durante el periodo de mando en la Jefatura de
Sanidad del coronel Francisco Triviño. Estaban formadas por tiendas-hospitales
cuadrilongas o cónicas y algunas de ellas -Annual, Sidi Dris. Dar Drius- estaban
pendientes de importantes transformaciones que las debía convertir en
barracones de mampostería para poder acoger un mayor número de enfermos en
julio.
1-Zoco Telatza.
Enfermería con 12 camas de
hospital, cuarto de curación y botiquín fijo. Su construcción fue supervisada,
como el resto del campamento, por el teniente coronel Fernández Tamarit. Al
tratarse de una enfermería regimental no disponía de personal civil. Al frente
se situaba el oficial médico más antiguo; el 22 de julio era el teniente Juan
Pereiro, auxiliado cuando era preciso por el teniente Palacios, de policía. La
evacuación de heridos se realizaba en ambulancia en dirección a Tistutin
distante 30 kilómetros, desde el resto de posiciones de la demarcación se
trasladaba a los enfermos a lomo.
Enfermería de Zoco Telatza |
2-Afsó. Enfermería con 12 camas, botiquín de batallón y repuesto,
tienda de espera para evacuación, dotada de depósito de café, coñac y leche
condensada para atender a los enfermos en tránsito. Contaba con 2 enfermeros
civiles y 1 ambulancia para poder evacuar a Tistutin (el 22 de julio el
vehículo sanitario se hallaba en Tistutin). La dirección médica corría a cargo
del médico de policía. El 22 de julio la 8ª Mía estaba destacada en las
proximidades de Annual, por lo que no había médico en el consultorio.
3-Tistutin. Puesto de socorro dotado de 8 tiendas cónicas, una de
ellas destinada a botiquín y cuarto de curación. En su interior existían 12
camas, 40 camillas y 2 botiquines de batallón. Disponía también de una tienda
cuadrilonga de doce metros, donde los enfermos esperaban el traslado en tren a
Melilla. La ambulancia de Afsó se agregó a las que hacían viajes Annual-Dar
Drius. Al se cabecera de tren revestía gran importancia al converger diferentes
líneas de evacuación, Afsó, Zoco Telatza, Quebdani-Kandussi, Batel y Annual-Dar
Drius. El 22 de julio mandaba el hospital de campaña el capitán Teófilo
Rebollar Rodríguez, nacido en Villamuriel de Cerrato -Palencia- el 1 de abril
de 1892. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad Central de Madrid,
recibiendo premio de licenciatura gracias a sus brillantes calificaciones.
Sentó plaza en la Academia en 1914, siendo nombrado alumno en septiembre y
recibiendo el despacho de médico 2º en septiembre de 1915.
Teófilo Rebollar Rodríguez |
Panteón de héroes |
4-Dar Drius. Posición y campamento de concentración de tropas y
depósito de víveres y material de guerra. Hospital de evacuación construido en
1920 bajo la supervisión del comandante de ingenieros Del Pozo y del capitán de
la misma arma Gustavo Agudo. La
organización médica corrió en primera instancia a cargo del comandante médico
Rogelio Vigil de Quiñones, uno de los últimos
de Filipinas, destinado en los hospitales de Melilla. En julio de 1921,
todavía no se habían finalizado al completo las obras; según el coronel
Triviño, faltaba organizar un pequeño quirófano dotado de un cuarto de curación
aséptica, así como terminar los barracones. Disponía el hospital de campaña de
2 tiendas grandes cuadrilongas de doce metros, con 12 camas de hospital que se aumentaron
a 40 el día de Abarrán (1 de junio). Disponía de botiquín bien surtido, 40
camillas, servicio de cocina y gran depósito de material. Como reserva dos
botiquines de batallón y una tienda cónica destinada a cuarto de curación. El
personal médico lo componían: 1 médico, 4 sanitarios (1 de ellos en la
farmacia) y 2 enfermeros civiles.
Panteón de Héroes |
La sección de ambulancia automóvil, de la
Compañía Mixta de Sanidad, tenía en Drius el garaje y taller de 4 ambulancias
que efectuaban trayectos entre Annual, Drius y Tistutin. Desde el revés de
Abarrán, ocupaba la dirección médica un comandante del grupo de hospitales,
aunque el 22 de julio, al frente del hospital de evacuación, se hallaba el
capitán Víctor García Martínez (Mayagüez, Puerto Rico 26-8-1888). García Martínez
obtiene la licenciatura en la Universidad Central en 1911. En 1915 es nombrado
médico provisional y meses después ingresa en la Academia consiguiendo el
despacho de médico 2º en junio de 1916. Tras un breve paso por el Regimiento de
Toledo recala, a finales de 1916, en la Comandancia de Melilla, destino en el
que permanecerá hasta el día de su fallecimiento. Reputado oftalmólogo,
profesor de la especialidad en el Hospital Militar de Melilla, era muy conocido
en la Comandancia General donde se hallaba afecto para cubrir las necesidades y
contingencias del servicio. En octubre de 1918 sufrirá la prematura muerte de
su joven esposa, Rosa, a la temprana edad de 25 años, con quien había tenido
dos hijos. Poco después del duro trance, abrió su consulta en la calle General
Marina, librando a los melillenses de tener que desplazarse a Málaga como era
menester hasta entonces. Secretario general del Ateneo de Sanidad Militar, en
diciembre de 1919 -hallándose en posesión del doctorado- ascendió a capitán.
Tras el nombramiento del general Fernández Silvestre tomó parte en la ocupación
de diversas posiciones, y el 29 de junio de 1921 fue nombrado director de la
enfermería de Dar Drius. El 22 de julio, cuando a la enfermería comenzaban a
llegar en tropel los heridos procedentes de Annual, no había otro médico en
Drius que el capitán García. Desde aquel momento, el capitán correría la misma
suerte que la columna del general Navarro: retirada de Drius a Tistutin-Batel,
y el día 29 a Monte Arruit. No podría Víctor García culminar esta última ya que
falleció durante el repliegue. Durante los días que mediaron entre el 23 y el
29 tuvo que soportar, además, la dura prueba de vivir el destino fatal de su
hermano pequeño Modesto, teniente médico de Alcántara 14, muerto en la retirada
a Batel el día 23. En diciembre de 1923, el Ateneo Científico, Literario y de
Estudios Africanistas de Melilla dedicó un sentido recuerdo póstumo a los tres
ateneístas muertos en el Desastre: capitanes Arenas y García Martínez, y
teniente Leopoldo Aguilar de Mera. El homenaje a Víctor García corrió a cargo
del doctor Emilio Sánchez Ferrer. La ciudad de Melilla también perpetuó la
memoria de los tres oficiales caídos en combate; la Junta de Arbitrios decidió,
el 5 de enero del mismo año, que sendas calles llevasen sus nombres.
5-Ben Tieb. Puesto de socorro dotado de 2 tiendas cónicas y 1
cuadrilonga de 12 metros con capacidad para 12 camas y 20 camillas, depósito de
café, coñac, leche condensada y azúcar, y botiquín de batallón. El personal a
cargo estaba formado por 1 oficial y 2 sanitarios. El 22 de julio, el teniente
médico Felipe Peña era el director del puesto que también atendía las
continencias de posiciones cercanas, Tuguntz, Axdir Asus, Yemma de Nador,
Halut, Intermedia A, Morabo de sidi Mohamed, Dar Mizziam y Mehayast. La
posición, que albergaba el 22 de julio un gran número de hombres, fue
abandonada en las primeras horas de la tarde , tras intentar infructuosamente
el capitán Lobo Ristori solicitar instrucciones a Dar Drius.
1-Capitán Felipe Peña Martínez, Tafersit 1926 |
6-Izumar. Puesto de socorro con 2 tiendas cónicas, 20 camillas y 1
botiquín de batallón. Por orden del coronel Triviño, una de las ambulancias
estacionadas en Dar Drius fue situada en esta posición para facilitar la
atención a los heridos. La enfermería se habilitó tras substituir a la de Monte
Arruit debido a que hasta poco antes de la retirada era imposible hacer las
ambulancias al campamento de Annual. También atendía a los rifeños que
trabajaban bajo la supervisión de los ingenieros construyendo la pista Ben
Tieb-Annual.
Teniente Jiménez Urtasun |
7-Annual. Hospital de campaña y evacuación formado por tiendas
cónicas y cuadrilongas que albergaban 40 camas de hospital y 60 camillas.
Disponía de servicio de cocina, depósito de material de curación, botiquín fijo
y farmacia surtida. El personal al cargo estaba formado por 1 capitán médico, 4
sanitarios militares (1 en farmacia) y 2 enfermeros civiles. Los medios
disponibles eran claramente insuficientes para un campamento base de
operaciones que, además, estaba en primera línea. En el informe redactado por
el coronel Triviño el 9 de julio de 1921, se enumeraban los elementos
necesarios para cubrir las necesidades sanitarias del territorio. Annual era,
sin duda, la posición que necesitaba mayor atención. Precisaba la instalación
de cinco pabellones donde albergar 100 camas para enfermos, servicios de
cirugía, farmacia, curas y alojamiento del personal médico, y almacén de cocina
para el repuesto de alimentos. En el documento, el propio Triviño reconoce que
incluso cien camas son insuficientes en el caso de grave eventualidad. El
informe de Triviño finalizaba con esta profética expresión: “Estamos confiando a lo que la suerte quiera
depararnos”. A la enfermería de Annual se llevaban a lomo los enfermos de Igueriben (4 kilómetros), Buymeyan (5
kilómetros) y Talillit (6 kilómetros).
Plano de la posición principal de Annual |
El responsable médico del
deficitario servicio médico era el capitán Juan García Gutiérrez (23-3-1891),
de la promoción de 1916 y con antigüedad en el empleo desde principios de 1921.
Conocía bien el territorio ya que había prestado servicio en diferentes
consultorios siendo teniente. Fue el responsable sanitario hasta el mediodía
del 20 de julio, momento en el que asumió la dirección el comandante Carlos
Gómez-Moreno Martínez. El día anterior, Gómez-Moreno, el comandante Gregorio
Fernández Lozano y el teniente González-Miranda habían partido a Drius en
visita de inspección. Al recibir noticias en Drius, los tres oficiales
decidieron voluntariamente acudir a Annual; allí Gómez-Moreno se hace cargo de
los servicios médicos, Fernández Lozano atiende a los heridos y González a la
tropa. El testimonio del comandante Gómez aporta importante información: las
tiendas hospital no reunían las condiciones de seguridad mínimas, ya que al no
disponer de parapeto, quedaban expuestas al fuego de los rifeños. Deciden, por
ello, trasladar los heridos a las tiendas de estado mayor, de otras unidades, e incluso a la del propio Comandante General.
De ahí que algunos de los supervivientes de Igueriben -9 soldados pertenecientes a
intendencia- fueran acogidos en las tiendas de las compañías allí destacadas,
como reza en la declaración del capitán Francisco Antolín. Durante el combate
del 21 de julio se atendieron, según declararon todos los médicos presentes, a
una gran cantidad de heridos, evacuándose a la plaza a los más graves, y
trabajando sin descanso hasta altas horas de la madrugada. A la noche, el capitán
García Gutiérrez oyó comentar que iban a desalojar el campamento, por lo que
decidió preguntar directamente a Silvestre y Morales que le respondieron con
evasivas, volviendo el médico a sus ocupaciones. A Gómez Moreno no se le
comunicaron los planes de repliegue durante el resto de la noche, no concurrió
a la reunión de jefes que se celebró de madrugada, únicamente asistió a la que
se produjo a primeras horas de la mañana del 22. En la reunión, se le preguntó
qué cantidad de alimentos y agua necesitarían los heridos. Parecía que tenían
previsto resistir porque el Alto Comisario había anunciado la llegada de
refuerzos -Silvestre les mostró un radiograma- y discutieron sobre dónde debía
producirse el desembarco. En aquel momento se le dio aviso al General de que
había comunicación vía radio con Berenguer, por lo que éste acudió a la llamada
con su ayudante y el coronel Francisco Manella. Hasta entonces no se había
hablado de retirada, pero al poco de finalizar la junta de jefes, el capitán
Sabaté -Estado Mayor- avisó a Gómez Moreno para que comenzaran los preparativos
para evacuar a los heridos. Los planes del Comandante, con los escasos medios
de que disponía, fueron concisos: se dedicarían dos camionetas Ford para
trasladar a los heridos europeos más graves (vientre, cabeza y pecho). De estos
preparativos se encargó el capitán García Gutiérrez, al que ayudó el teniente
Hernández Vázquez. Del resto de heridos se encargaría el teniente López.
Prácticas con artolas en la academia de Sanidad |
Galiacho que utilizaría todas las
artolas disponibles –aproximadamente 40- y los 65 mulos que, según el estadillo
de fuerzas, tenía en Annual la Compañía Mixta. Las tropas de que dispusieron
los oficiales para organizar el convoy de artolas estaban formadas por los 2
sargentos (un tercero había sido herido el 21) y 68 sanitarios de la unidad.
Partieron en primer lugar las artolas, quedando López Galiacho en su puesto
hasta que hubo partido la última, y afrontaron el tobogán del Izumar siendo tiroteados y debiendo pararse en
diferentes ocasiones para curar a los heridos que encontraban por el camino.
Cuando el descompuesto convoy llegó cerca de Ben Tieb, encontró uno de los
automóviles ambulancia parado a un lado de la pista; cargó en el vehículo los
heridos que pudo y continuó su camino con todo el convoy. Llegó a Dar Drius habiendo
perdido un número indeterminado de hombres y artolas. Allí, llevó a sus heridos
al hospital de campaña y ayudó al capitán García Martínez a preparar una nueva
expedición a Tistutin, donde esperaba el tren hospital. Según López Galiacho,
el capitán García le comunicó que el general Navarro había dado instrucciones
para que todas las fuerzas que llegaran desorganizadas a Drius continuaran a
Melilla. Siguiendo estas directrices, el teniente reagrupó a los hombres que le
quedaban, volvió a subir a las artolas a cuantos heridos y extenuados pudo
reunir, y partió, llegando a Batel al caer la tarde, donde pasó la noche del
22. Por la mañana, la comitiva afrontó el último tramo de la retirada llegando
a Tistutin y encontrando el tren hospital organizado por el capitán Teófilo
Rebollar, preparado para salir. López Galiacho no aporta en su declaración
cuántos fueron los heridos que consiguieron llegar a Melilla.
Los pocos heridos que García
Gutiérrez había podido subir a bordo de las dos camionetas -no más de doce-
partieron de Annual siguiendo al coche rápido de la Jefatura, donde iban los
comandantes Gómez-Moreno y Fernández Lozano junto al teniente González Miranda,
y lo hicieron antes que las artolas del teniente López Galiacho. En el puente
de madera se toparon con la columna que, al mando del teniente coronel Primo de
Rivera, intentaba instalar una posición en las inmediaciones. Fue el comandante
Gómez-Moreno quien comunicó a Primo de Rivera que el campamento de Annual
estaba siendo desalojado. En aquel punto de la pista encontraron un convoy de
camiones -los que utilizó la columna de Primo de Rivera- y 2 ambulancias en las
que trasladaron a los heridos hasta Drius, ingresándolos en la enfermería ya
para entonces desbordada. Ante la magnitud de los acontecimientos, Gómez Moreno
decide que se prepare inmediatamente un nuevo convoy en dirección a Tistutin.
Al capitán García Gutiérrez se le ordena que quede en Drius para organizar al
día siguiente una nueva comitiva con la que partirá a Tistutin haciéndose cargo
del tren hospital. Al abandonar Drius, los comandantes de sanidad se cruzan con
el general Navarro que ratifica su cometido y parte para hacerse cargo del
mando en Drius. Aquella noche ayudan en la enfermería que dirige Víctor García
todos los médicos de las unidades que han conseguido llegar a Drius, entre
ellos Modesto García, médico de Alcántara, que permanecerá junto a su hermano
hasta la retirada del día siguiente donde encontrará la muerte luchando junto a los escuadrones.
La promoción de 1914 visita Toledo |
El 23 por la mañana, García
Gutiérrez, siguiendo las órdenes recibidas, subió a los heridos a las
ambulancias y salió hacia Tistutin donde encontró a su compañero Rebollar que
ya había llenado, de nuevo, el tren que esperaba para partir. Nada menciona
García Gutiérrez acerca de haberse encontrado en el tren con López Galiacho, lo
que indica que fueron por lo menos tres las expediciones de heridos organizadas
por Rebollar, que a bordo del tren llegaron a Melilla: una el 22, y dos -como
mínimo- el 23. La expedición llegó poco después a Melilla, quedando los heridos
ingresados en el Docker. Gregorio Fernández Lozano (Hoyuelos de la Sierra,
Burgos 17-11-1881), era el mayor de tres hermanos médicos militares. Fue
también exculpado en el consejo de guerra en el que se juzgó su conducta
durante los sucesos de julio. Continuó su labor en el grupo de hospitales y,
acogiéndose a la ley Azaña, se retiró con el grado de comandante. Al estallar
la guerra civil, se incorporó al servicio activo en el bando de los alzados en
armas, siendo director del Hospital Militar de Valencia de Alcántara, y
posteriormente del de Leganés. En 1939 se le ascendió a teniente coronel,
retirándose siendo coronel médico. Al responsable de la enfermería de Annual,
Juan García Gutiérrez- médico y químico- ni se le juzgó ni se le premió por su
actuación el 22 de julio, a pesar de haber estado casi 48 horas seguidas
curando a los heridos. Años después se casó con Milagros Hortelano, de cuya
unión nacería su hijo Juan, quien se consagraría como el brillante escritor
Juan García Hortelano. En 1936, el capitán García estaba destinado en el Grupo
de Información de Artillería en Carabanchel (Madrid), y permaneció leal a la
República. Tras la guerra, fue separado del servicio aunque no se vio obligado
a exiliarse, ya que pudo seguir ejerciendo en Madrid, donde había nacido en
marzo de 1891.
El joven teniente López Galiacho
(Castronuño, Valladolid 1898) se retiró del Ejército en 1923 e inició una
brillante carrera en el Hospital Provincial de Albacete como internista y
digestólogo, siendo uno de los impulsores del Hospital Universitario. En la
actualidad, una calle de Albacete, ciudad en la que falleció en 1987 el
encargado de las artolas de Annual, lleva su nombre.
8-Afrau. Tienda hospital dotada de 12 camas y 12 camillas, material
de curación, 1 botiquín de batallón, y depósito de café, leche condensada y
azúcar. Afrau fue conquistada el 12 de enero de 1921 en una acción llevada a
cabo por el vapor Gandía, que
desembarcó las tropas de la columna, y el cañonero Lauria que llevaba a bordo elementos y pertrechos de la Compañía de
Mar de Melilla. La posición quedó enclavada en la Alcazaba de Bors y una
avanzadilla, y los suministros le llegaban por vía marítima. Un teniente médico
y dos sanitarios se encargaban de la atención sanitaria. El 22 de julio
guarnecían el emplazamiento la 2ª Compañía del II Batallón de Ceriñola (2
oficiales y 121 soldados), un destacamento de artillería, otro de la compañía
de ametralladoras, un pelotón de intendencia con un auxiliar, y 4 soldados de
ingenieros. El oficial médico era el teniente Juan Bercial Esteban, destinado
en el hospital del Peñón.
Juan Bercial Esteban |
La retirada de Annual selló el destino de las
posiciones enclavadas en la costa, dejando como única vía de escape el auxilio
de los barcos de guerra. El 23, al retirar la avanzadilla, murió el jefe de la
posición -teniente Gracia Benítez- quedando al mando Joaquín Vara de Rey, del
mismo empleo. Finalmente, la evacuación se produjo la mañana del día 26, en
cuyos últimos momentos fue herido el sargento Ramón Miró, acudiendo a
socorrerle el médico Bercial que efectuaba la cura cuando una bala acabó con su
vida en el acto. Durante los días que duró el asedio, el oficial médico y sus
sanitarios se desvivieron por atender a los 43 heridos, muchos alcanzados
cuando ya se había iniciado la evacuación. La cifra de muertos arrojó el triste
balance de 2 oficiales, 1 auxiliar de intendencia y 44 soldados, algunos de
ellos, como el sargento Criado, muertos cuando embarcaban en las lanchas del Laya. En la posición quedaron los
cuerpos de Bercial y del resto de hombres a los que no se pudo dar sepultura,
entre ellos el del cabo Mariano García, primer laureado de Annual.
Juan Bercial había nacido en
Zaragoza el 30 de marzo de 1895, cursó sus estudios de Medicina en la
universidad aragonesa, licenciándose en junio de 1918. Fue nombrado alférez
alumno en septiembre de 1919, y teniente médico el 21 de enero de 1920. Su
primer destino fue la Policía Indígena de Melilla -5ª Mía- y posteriormente
pasó al hospital del Peñón, desde donde fue destacado a Punta Afrau. El
sargento al que por curar perdió la vida, pudo llegar a nado hasta los botes de
la Armada y a Melilla, donde fue operado y evacuado a Madrid. Con toda
seguridad, no olvidaría nunca al médico Bercial.
9- Sidi Dris. Posición costera
conquistada en una operación anfibia el 12 de marzo de 1921. Aquel mismo día se
instaló la enfermería de campaña que contaba con 1 tienda cuadrilonga y 2
cónicas con 20 camillas, y botiquín bien provisto de medicamentos y medios de
curación. Para facilitar su labor se agregó un sanitario civil especializado en
curas. Días antes de la caída de la posición se aumentó el número de camillas y
fueron enviados dos enfermeros civiles. Al tratarse de una enfermería
regimental, el oficial al cargo era uno de los médicos de Ceriñola. En el
informe que el coronel Triviño envió a la Comandancia el 9 de julio, se volvía
a reclamar la transformación de la enfermería en un hospital de campaña,
similar al de Drius, que tuviera quirófano porque, siendo por barco la única
vía de salida, se debía prever la posibilidad de que los heridos más graves
pudieran permanecer hospitalizados en la posición hasta que su estado de salud
permitiera la evacuación. Ninguno de los planes de Triviño se cumplió, a pesar
de que el 1 de junio Sidi Dris fue duramente atacada causando entre las tropas
muchos heridos.
Sidi Dris, abril de 2012 |
El 22 de julio el oficial médico era Luis Hermida Pérez del II
Batallón de Ceriñola. El teniente había participado en el desembarco y
permanecido en la posición prácticamente desde entonces. Según publicó la
prensa, a pesar de que tenía concedido un permiso, se incorporó voluntariamente
el día 20. Formaban la guarnición de Sidi Dris 294 hombres al mando del
comandante Juan Velázquez, pero el día 22 de julio se incorporó gran parte de
la guarnición de Talillit, por lo que no sería de extrañar que la cifra de
defensores se acercara a 400. Según el dato -inédito- que me ha facilitado
Santiago Domínguez, Luis Hermida contaba para dar asistencia a los hombres con
la ayuda de un enfermero civil, de nombre Julio Jiménez Marani. Ayudaba al
teniente médico dando asistencia a los defensores, y corrió la misma suerte que
la gran mayoría de ellos. Más de 300 hombres murieron entre aquellos riscos de
color rojizo, cuyos cadáveres fueron a parar a una de las fosas comunes cavadas
por los prisioneros españoles. Julio Jiménez fue objeto de una injusticia por
parte del Gobierno, ya que este denegó a su padre la pensión que demandaba por
morir en combate. He aquí la fría y burocrática respuesta que recibió la
familia:
"Considerando
que el servicio prestado por el personal de enfermería es del todo eventual,
pudiendo serlo por días y hasta por horas, sin más derecho que el percibo del
jornal que tenga señalado, el Rey (q.D.g.), de acuerdo con lo informado por el
Consejo Supremo de Guerra y Marina, se ha servido desestimar la solicitud del
recurrente, pues su derecho se limita a que le sean de aplicación los preceptos
de la Ley de Accidentes de trabajo o a optar a la pensión que pueda
corresponderle, con arreglo al Real Decreto de las Cortes de 28 de octubre de
1911, previa justificación de ese derecho".
Julio no merecía
la pensión por ser eventual, pero su
entrega no fue ocasional sino definitiva y total. El 4 de septiembre de 1921
(D.O. núm. 196) se convocaron 100 plazas de practicantes profesionales, germen
del futuro cuerpo subalterno de Sanidad Militar. Vestían uniforme idéntico al
de los oficiales de sanidad: dos ramos de olivo entrelazados y las letras PM
lucían en el cuello de sus guerreras. Los primeros profesionales fueron
destinados al Protectorado el 31 de diciembre de 1921, evitando de esta manera
que se pudieran volver a repetir injusticias como la ocurrida con Rodríguez
Marani, ya que sus derechos se equipararon a los que en el Ejército tuvieran
los cuerpos subalternos. Cuando los prisioneros españoles enterraron los restos
de los defensores de Sidi Dris pudieron reconocer a algunos de los oficiales y,
tal como hicieron en otros lugares como Igueriben, se les dio tierra indicando
el nombre. Cuando las columnas españolas llegaron en 1926 al antiguo campamento
de Annual, intentaron recuperar los restos de aquellos que habían sido
identificados. En Sidi Dris exhumaron a
Leopoldo Aguilar de Mera, Federico García Moreno y al médico Luis Hermida cuyos
restos llegaron al Panteón de Héroes el 22 de junio de 1926, cinco años después
de su muerte a los veinticinco años.
Luis Hermida Pérez |
El teniente
Hermida era natural de la pequeña parroquia de Santa María de Conjo (Conxo)
perteneciente al partido judicial de Santiago de Compostela, donde su padre era
profesor en el colegio público. Cursó la carrera en la Universidad de La
Coruña, donde tuvo de profesor –entre otros- al médico, catedrático y pensador
Roberto Novoa Santos, considerado por muchos como la máxima figura de la
Medicina en Galicia. Luis Hermida ingresó en la Academia el 27 de septiembre de
1920, siendo nombrado teniente médico en enero de 1921. Fue el Regimiento de
Ceriñola el único destino de su carrera militar, al que se incorporó a primeros
de febrero. Pocos días después partió hacia aquella pelada colina rojiza donde
todavía hoy se puede sentir la soledad que debieron sufrir aquellos hombres
antes de morir de un balazo, caer por el acantilado o ahogarse en el mar por no
saber nadar.
Consultorios
indígenas y enfermerías militares fijas
Todos los consultorios que tenían
un carácter permanente disponían de personal fijo en plantilla, frente a las
enfermerías de campaña cuyo personal era eventual. Los consultorios indígenas
más antiguos se remontan a la campaña de 1909, aunque fue a partir de 1912
cuando se hicieron cargo de ellos médicos tan prestigiosos como los doctores
José Valdés Lambea o Sebastián Lazo García. El médico se convirtió en el mejor
elemento para desarrollar una labor pacífica gracias al contacto continuo con
la población rifeña; solo en 1913 el Dr. Valdés prestó un total de 14.016
servicios en Nador. En julio de 1921 los médicos españoles prestaban asistencia
en Nador, Zeluán, Zoco Arbaa, Monte Arruit, Zaio, Hassi Berkan, Zoco el Had de
Beni Sicar, Sammar y Kandussi. En algunas posiciones, al margen del
consultorio, se habían construido enfermerías militares con el objeto de
atender a los soldados españoles.
Enfermerías y consultorios fijos en el territorio |
Rafael Power Alesson |
El director del consultorio, que
entre civiles y militares contaba con 7 sanitarios, era el capitán Rafael
Power, y el responsable de la farmacia el farmacéutico 2º Manuel Pomares
Sánchez-Rojas. En la población tenía su cabecera la Brigada Disciplinaria al
mando del teniente coronel Pardo Agudín. El 22 de julio las dos compañías de la
unidad estaban en primera línea, por lo que los efectivos se limitaban a 6
oficiales y 35 soldados, a los que había que sumar tropas de Regulares, una
compañía provisional de Ceriñola y los guardias civiles del puesto. Tras la
retirada de Annual, la cifra de defensores se incrementaría hasta alcanzar
aproximadamente unos 200 hombres. El 2 de agosto, después de parlamentar con
los rifeños, consiguieron abandonar ordenadamente la posición y llegar a pie
hasta las proximidades de Melilla. Durante la defensa murieron 1 civil, 8
militares y el paisano Juan Moreno Bernabé que murió en el hospital el día 3, y
resultaron heridos 45 hombres, entre ellos el sanitario Antonio García
Claravet. Los dos oficiales médicos llegaron a Melilla junto al resto de
defensores y se incorporaron a los grupos de hospitales.
Rafael Power nacido en Filipinas
el 2 de septiembre de 1886, ingresó en la academia en septiembre de 1909 en
plena campaña de Melilla. Fue nombrado médico 2º en julio de 1910 siendo su
primer destino el regimiento de Extremadura en Algeciras. Ascendió a capitán en
junio de 1912 y el 25 de mayo de 1921 se le nombró director del consultorio y
enfermería de Nador donde substituyo al doctor Octavio Gómez Salas. El 22 de
julio el capitán Power se hallaba en su destino donde permaneció hasta el 2 de agosto tras la capitulación pactada por
el teniente coronel Pardo Agudin. Durante los días que duro el capitán, el farmacéutico y los sanitarios se
tuvieron que multiplicar atendiendo a los heridos que se contaron entre los
defensores. El 2 de agosto Power preparó el convoy de lesionados y llegaron
hasta Melilla donde quedaron ingresados los heridos, muchos de ellos graves.
Tras la reconquista de Nador se reintegró a su consultorio donde permanecería
hasta su ascenso a comandante en septiembre de 1922, siendo nombrado director
del hospital militar de Algeciras. En julio de 1931 se acoge a las leyes de
Azaña y se retira junto a otros 90 comandantes médicos. Rafael Power falleció
en Barcelona en 1975 a los 89 años.
Manuel Pomares (Elche 1895),
ingresó en la Academia de Farmacia en 1918, y dos años después se incorporó a
su destino en Melilla. Ascendió a farmacéutico 2º en 1923, y con este empleo,
en 1936, se mantuvo fiel a la República hallándose destinado en la Jefatura de
Servicios Sanitarios de Valencia. Tras la guerra, fue apartado del servicio
activo en 1942 y retirado siendo comandante. Falleció en su ciudad natal en
1968.
Fernando González Gamonal |
2-Zeluán. Hospital, enfermería y consultorio. Disponía de 42 camas
donde, al igual que en Nador, los enfermos y heridos podían ser tratados hasta
su curación sin necesidad de ser ingresados en Melilla. La enfermería y el
consultorio se encontraban en el interior de la Alcazaba y disponían de cuarto
de curas, pequeño quirófano, máquina de desinfección y una completa farmacia
que surtía además a Kandussi y Monte Arruit. El personal de la Jefatura lo
componían 1 teniente médico, 1 farmacéutico, 3 sanitarios militares y personal
civil. El hospital recibía heridos y enfermos en ambulancia desde Zaio, Reyen,
Zoco del Jemis y Hassi Berkan. Antes de la retirada, la guarnición en Zeluán
era muy escasa, limitándose a un pequeño destacamento de Policía Indígena al
mando del teniente Fernández Pérez, y tropas de ingenieros e intendencia,
siendo el presidente de la Junta de Arbitrios (alcalde) el capitán Emilio
Martín Barroso. Los oficiales médicos eran el teniente González Gamonal y el
farmacéutico Miranda Román. A partir del 23 de julio se fueron concentrando
tropas en la posición, asumiendo el mando el capitán de la 6ª Mía de policía
Ricardo Carrasco Egaña. La resistencia se mantuvo hasta el 3 de agosto cuando,
prácticamente agotadas las municiones y los víveres, pactaron su rendición con
los rifeños quienes, no respetando los acuerdos, cometieron una tremenda
masacre con los defensores de la alcazaba y del aeródromo. Se estiman en más de
300 los muertos que, insepultos, permanecieron hasta la reconquista en octubre;
entre ellos los dos oficiales médicos y la mayoría de sanitarios.
Fernando González Gamonal, nacido
en Barco de Ávila el 22 de abril de 1897, cursó la carrera en Salamanca
obteniendo brillantes calificaciones y licenciándose en junio de 1919. Aprobó,
acto seguido, la oposición al cuerpo de Sanidad al que opositaron aquel año 132
aspirantes. Compañero de promoción de Videgain, Vázquez Bernabéu, Salarrullana
y Bercial, se le destinó al Regimiento de Infantería de Melilla, y en diciembre
de 1920 al consultorio de Zeluán. Al reconquistar la posición, fue hallado su
cadáver en la enfermería, y reconocido gracias a las iniciales de la camisa y a
los emblemas aún visibles. Fue enterrado el 20 de octubre en una ceremonia a la
que asistió su hermano Manuel, médico de la Armada. En su localidad de
nacimiento quisieron honrar su memoria dedicándole una lápida en la casa natal
(28 de enero de 1923) y una calle que hoy en día todavía conserva su nombre. El
23 de mayo de 1925 sus restos fueron trasladados al Panteón de Héroes.
Manuel Miranda Román nació en
Algeciras el 10 de octubre de 1899, y allí cursó sus estudios hasta que en 1916
se trasladó a Madrid, donde se licenció en Farmacia en 1919 e ingresó mediante
oposición en la sección de Farmacia del cuerpo de Sanidad Militar. Fue su
primer destino el Hospital Militar de Pamplona, y posteriormente la enfermería
de Zeluán. El cadáver de Miranda fue reconocido dentro de la Alcazaba, y
certificada la identidad de aquellos restos posteriormente por su padre,
Sebastián Miranda Cortés. Los restos del farmacéutico fueron enterrados en
primera instancia en un nicho, y en mayo de 1925 trasladados a su actual
ubicación en el Panteón de Héroes. En junio de 1923, sus padres -de origen
humilde- recibieron la pensión de 4000 pesetas anuales por haber perdido a su hijo
en combate. El ayuntamiento de Algeciras decidió que una de las calles del
barrio de San Isidro llevara el nombre del joven farmacéutico.
Manuel Miranda Román |
3-Zoco Arbaa de Ackerman. Consultorio indígena que disponía de
pequeño quirófano, 4 camas de hospital,
y botiquín bien surtido. Para evacuar a los enfermos se podía efectuar a través
de la Mar Chica o bien a lomo a Nador que distaba 30 kilómetros. En cuanto a
personal, tan solo contaba con el capitán médico que, según la declaración del
coronel Triviño, “realizaba política sanitaria”. El 22 de julio se hallaba al
frente el capitán Fernando López Laza (11-2-1889) que hasta el día 19, y por
turno de operaciones, estaba en la plaza al haber sido relevado en Izumar. El
capitán se incorporó a los grupos de hospitales. Ascendió a comandante en 1932.
En julio de 1936 era jefe de la Clínica
Militar de Palencia, y unido a las tropas sublevadas continuó en su cargo. En
la misma ciudad castellana falleció en enero de 1940.
4-Zaio. Consultorio médico indígena dotado de 12 camas, botiquín
permanente, cuarto de curación, pequeño quirófano y mesa de operaciones. El
personal médico estaba formado por 1 teniente y 2 sanitarios militares. Zaio
era la cabecera de la 1ª Mía de policía que, al mando del capitán Sánchez Noé,
constituía el grueso de las fuerzas en la posición, al que había que sumar
pequeños núcleos de ingenieros, intendencia, y 20 soldados y 1 oficial de la
compañía provisional de Ceriñola. El 24 de julio las fuerzas abandonaron la
posición y se replegaron a Melilla. El oficial médico era el teniente José
Gómez Segalerva que disfrutaba de un permiso en la Península. Por este motivo
le substituía en el consultorio el capitán Elías Nager Martínez, director del
consultorio de Hassi Berkan. Sin embargo, el 22 de julio la Jefatura designó al
teniente médico Eugenio Martín Alonso como director del consultorio, en espera
de la incorporación de Gómez Segalerva (yerno del coronel Gabriel de Morales).
5- Hassi
Berkan. Consultorio médico indígena dotado de 12 camas,
botiquín permanente, cuarto de curación y mesa de operaciones. La evacuación de
enfermos era Zeluán distante 29 kilómetros. El responsable del consultorio era
el capitán médico Elías Nager Martínez (24-11-1887), que trabajaba junto a 2
sanitarios militares. Nager llevaba cinco años en el territorio, y más de año y
medio al frente del consultorio. Por circunstancias del servicio, además de
hacerse cargo de su consultorio, lo hacía del de Zaio hasta la entrega de la
consulta al nuevo responsable el 19 o 20 de julio. El 23 decidió volver al Zaio
con objeto de intercambiar impresiones con su compañero sobre la salud de un
sargento, y hacia allí partió, conocedor de los acontecimientos ocurridos el
día anterior, sin ser tiroteado. Al llegar, recibió una llamada del teniente
Agustín Casado en la que le comunicó el ataque a la posición. Las tropas que
defendían Hassi Berkan -2 oficiales y 51 askaris de la 7ª Mía- no pudieron
contener el ataque rifeño y sucumbieron. El teniente Agustín Casado falleció,
mientras que su compañero, Miguel Rivera Trillo-Figueroa, consiguió llegar
hasta Zeluán donde permaneció hasta el día de la capitulación. El capitán Nager
ascendió a comandante en 1935. Al estallar la guerra se hallaba destinado en el
laboratorio del Hospital Militar de Burgos, ciudad que quedó en manos de las
tropas sublevadas sirviendo toda la contienda en el bando nacional
Hospital de la Cruz Roja |
6-Sammar. Consultorio médico dotado, como los anteriores, de 12
camas, botiquín, cuarto de curación y sala de intervenciones. El personal
consistía en 1 teniente y 2 sanitarios. La posición estaba enclavada en los
Montes de Beni Sicar, al norte de la línea del Kert. Asistía también a las
guarniciones de Segangan, Ishafen y Yazanen, cubriendo la distancia a lomo y
evacuando los heridos en ambulancia a Melilla. El oficial médico era el
teniente Damián Navarro García (23-3-1895), que el 22 de julio estaba en la
Península en uso de permiso oficial, siendo el capitán Manuel Peris Torres -del
consultorio del Zoco Had de Beni Sicar- el encargado de pasar consulta.
Guarnecían la posición una sección de Melilla 59 y otra de la 3ª Mía; mandaba
la primera el que era también jefe de la posición, teniente Juan Marco Mir, y
al mando de las tropas indígenas estaba el teniente Ricardo Sanz Andreu (escala
de reserva). El 24 de julio, los tres oficiales discutían acerca de la suerte
de la posición: mientras Marco era partidario de resistir, los otros dos
abogaban por capitular y partir en dirección Melilla. Finalmente, se decidieron
por la opción de la retirada, abandonando a pie el campamento. No habían
transcurrido más que unos minutos cuando sonaron los primeros disparos. La
traición estaba consumada; ante el asombro del teniente Marco, el capitán Peris
y el teniente Sanz huían a caballo, dejando atrás las tropas de Melilla. Todos
los testigos coincidirían en que los dos oficiales huyeron a caballo, mientras
que el teniente Marco quedó muerto junto a la posición. Transcurridos dos años,
los dos oficiales serían detenidos y encarcelados en el Fuerte de María
Cristina, del cual escaparía hacia un destino desconocido el teniente Sanz
disfrazado. En cuanto al capitán Peris, la pena que solicitaba el fiscal era
prácticamente equivalente al tiempo que había permanecido encarcelado en
presidio, por lo que pudo continuar su carrera militar.
7-Zoco el Had de Beni Sicar. Tras su reforma en 1912, fue su primer
director el capitán Sebastián Lazo García que permaneció al frente por espacio
de 4 años siendo relevado por Ángel Sánchez Sánchez (1914-1916), Alberto
Conrado Rodríguez (1916-1918), Francisco Camacho Cánovas (1919-1920) y Manuel
Peris Torres (1921-1922). El consultorio estaba dotado de 12 camas, botiquín
permanente, pequeño quirófano y cuarto
de curas, y era atendido por 2 sanitarios, además del capitán. La posición tan
solo la guarnecían 45 policías de la 3ª Mía, al mando del capitán Manuel
Gavilá, y 2 oficiales. Como hemos visto, el capitán médico fue juzgado por el
abandono de Sammar y condenado a un año de prisión, pena que cumplió en el
Fuerte de María Cristina de Melilla. Posteriormente se incorporó a la escala
activa y ascendió a comandante. Después de la guerra, que le sorprendió en
Valencia y en la que permaneció fiel a la República, fue apartado del servicio.
8-Monte Arruit. Consultorio indígena que disponía de 23 camas, sala
de curas, quirófano básico y botiquín permanente surtido desde Zeluán. La
enfermería militar fue cerrada antes de julio y trasladada a Izumar. Debido a
la proximidad con la primera línea. El personal del consultorio estaba formado
por 1 capitán, 5 sanitarios militares y personal civil sanitario y
administrativo. El 22 de julio el responsable del consultorio era José Espina
Rull (La Riera, Tarragona 13-3-1892), licenciado por la Universidad de
Barcelona en junio de 1913. Perteneció a la promoción que ingresó en la
Academia de Sanidad en septiembre de 1914, una de las más numerosas con 33
alumnos. Tras su ascenso a capitán en 1919, se le destinó al frente de la
enfermería de Monte Arruit.
Enfermería de Arruit tras la reconquista |
A principios de julio la relación de material
sanitario existente en la posición era la propia de una enfermería situada en
la retaguardia, por lo que la llegada masiva de hombres, el 29 de julio, situó
a los medios sanitarios en el colapso más absoluto por falta de medios. Durante
el sitio de la posición se contabilizaron -según el capitán Sigifredo Sainz- un
total de 434 heridos entre los diferentes cuerpos, y 262 muertos. En la
posición se reunieron los médicos que habían conseguido llegar con la columna
Navarro: Teófilo Rebollar, José Rover, Enrique Videgain, Miguel Fernández
Andrade, Felipe Peña y el titular del consultorio José Espina. De los seis, tan
solo sobrevivió el teniente Peña, que resultó herido en la cabeza. Es difícil
imaginar las condiciones en las que tuvieron que atender a los heridos, sin
anestesia ni medios asépticos. Al recuperarse la posición aparecieron los
cuerpos de los médicos; unos rematados en el suelo, junto a las camillas de los
heridos, otros en la enfermería donde tantos servicios sanitarios se prestaban
a la población local. En noviembre, poco después de ser enterrado el capitán
Espina en Melilla, la Facultad de Medicina de Barcelona recordó en la capilla
del Hospital Clínico al compañero muerto.
Prácticas de la promoción del capitán José Espina, 1914 |
9-Kandussi. Consultorio indígena y enfermería militar dotada de 12
camas, sala de curas, cuarto para el oficial médico y una farmacia surtida
desde Zeluán. El personal asignado era 1 teniente médico, 2 sanitarios, 1
enfermero civil y el personal administrativo. Además, en la posición era normal
la presencia de algún oficial médico del Regimiento de Melilla, debido a que el
campamento era la base de la columna móvil. La enfermería debía cubrir además
las necesidades médicas de un gran número de posiciones, Tikermin, Tisingart,
Yarf el Baax, Dra, Sbuch Sbah, Ainn Mesauda, Quebdani, Terbibin, Ulad Aixa,
Tizi Iznoren, Dar Buziam y Timayast, todas ellas defendidas por efectivos del
59 de línea. El 22 de julio el médico asignado era el teniente Triviño Sánchez,
hijo del jefe de Sanidad Militar, que se hallaba en uso de permiso oficial en
Melilla, por lo que quedaba como responsable de la enfermería Fernando Serrano
Flores del Regimiento de Melilla. Gracián Triviño (29-8-1895), que pertenecía a
la promoción de 1919, había cursado la carrera en Sevilla. Tras jurar bandera,
se incorporó al Regimiento de San Fernando, posteriormente al consultorio de
Avanzamiento, y finalmente al de Kandussi. Después del Desastre continuó
durante muchos años en Melilla; en el servicio de aviación en el Grupo de
Regulares, y como encargado del traslado de heridos en buques hospital. Se casó
en 1922 con la hija del teniente coronel Susanna, 2º jefe de la Comandancia de
Melilla en 1921. La familia Triviño, como tantas, pagó también su tributo en
julio de 1921; el capitán Moreno de Guerra, muerto en 1921, estaba casado con
la hermana del Teniente. En 1931 es destinado a Logroño tras permanecer por
espacio de once años en el Protectorado. Pocos meses después de comenzar la
guerra civil fallecía Gracián Triviño el 25 de noviembre, siendo enterrado en
Melilla.
Prisioneros
enfermeros
Tras el Desastre fueron varios
los hombres que, habiendo tan solo un médico en los campos de prisioneros
-teniente Serrano Flores-, se vieron obligados a ejercer precariamente la
enfermería. Sin duda, el más popular de todos fue el sargento Francisco Basallo
Becerra (Córdoba 2-11-1892, Zaragoza 19-5-1985) quien según cuenta en sus Memorias, ejerció de improvisado
enfermero desde que fue apresado hasta su liberación en 1923. En un primer
momento, los prisioneros tuvieron que adiestrarse en el manejo de medicinas e
inyectables sin recibir más ayuda profesional que la prestada por dos
practicantes civiles: José Cánovas Hernández (Mina La Alicantina) y Antonio
Ruiz Gómez (enfermero en Annual). El grueso de los prisioneros permaneció en el
campamento de Annual hasta que en febrero de 1922 fueron trasladados a
Tabelhach. El médico Serrano, preso junto a los oficiales en Axdir, no se reunió
con Basallo hasta mediados de marzo cuando los cautivos ya estaban en Ait
Kamara. Fue entonces cuando por primera vez pudo enseñar a Basallo y a los
demás sanitarios nociones de medicina y
de formulación de fármacos. Hasta aquel momento Basallo mantenía contacto con
los médicos de Alhucemas: capitanes Ramiro Ciancas y Servando Casas Fernández.
Tras ser reagrupados los prisioneros en Annual, se organizó el primer equipo
sanitario compuesto por Basallo, Cánovas y Ruiz Gómez, a los que se unieron
Miguel Rodríguez Sánchez (Compañía Mixta de Sanidad), Manuel Fiañez
(Intendencia), Ramón Mellado Cebrián (Ceriñola 42) y Miguel Sánchez Guirao
(Melilla 59). Los cuatro fueron asesinados a sangre fría el 14 de marzo de 1922
mientras transportaban a un herido que fue también ejecutado. Por suerte, otros
muchos se prestaron voluntarios para atender a sus compañeros, dando ejemplo de
abnegación y sacrificio. Digno de especial recuerdo es el sargento de
artillería Alfonso Ortiz Martínez, responsable del botiquín en Ait Kamara,
fallecido de tifus en abril de 1922. También recogió Basallo en sus Memorias del Cautiverio un agradecimiento
al resto de improvisados sanitarios; sargento Agripino García Gutiérrez (África
68), cabos Saturnino Royo Horcajo (Melilla 59), Santiago Palacios (San Fernando
11) y Emilio San Antonio Pereira (Ceriñola 42), soldados Julián Sosa Villalba
(San Fernando 11, fallecido el 12-3-1922), Maximiliano Macias Dolz (Ceriñola
42), Pedro Gilly Paños (Compañía Mixta de Sanidad), Miguel Tena Casilla (Melilla
59) Santiago Mayor Izquierdo (Melilla 59) y Ramón Serret Ogel (San Fernando
11).
En Axdir, fue la mano derecha del
teniente Serrano, el soldado de ingenieros natural de Santa Marta -Badajoz-
Carmelo Balsera González, que se hallaba adscrito a la Compañía de Telégrafos.. El 22 de julio formaba parte de la guarnición
de Tuguntz, donde una sección de San Fernando defendía el pequeño reducto. El
24 de julio la posición fue asaltada, salvándose únicamente el teniente
Baltasar Gómez Moreno y tres hombres, entre los que se encontraba Carmelo. Por
este episodio se le abrió juicio contradictorio aunque el resultado fue
negativo. Durante los días en que ayudó a Serrano aprendió a inyectar y
medicinar, siendo de gran ayuda hasta el fallecimiento del médico en julio de
1922. De vuelta en su pueblo, el soldado Balsera aún conservaba algunas de las
recetas prescritas por él. Después de fallecer Fernando Serrano, fue el
teniente de Alcántara Julián Troncoso Sagredo quien se encargó de la asistencia
a oficiales y civiles. Todos ellos se enfrentaron a heridas por armas de fuego
y graves infecciones, llegando incluso a tener que practicar mutilaciones a
pesar de no tener más que mínimas nociones de Medicina.
La mortalidad era muy elevada en
los campamentos de prisioneros. Tan solo entre los meses de julio y diciembre
de 1921 se atendieron en Annual a 201 enfermos: 25 fallecieron, y otros 51
heridos fueron intervenidos resultando muertos 2 soldados. Basallo anotó y
guardó referencias de todos los auxilios prestados en los diferentes
campamentos: 695 asistencias por enfermedad, 3728 inyecciones administradas y
477 operaciones practicadas por patologías de distinta índole. Mención especial
merecen el delegado de la Cruz Roja Manuel Fernández Almeida, que coordinaba la
recogida de material sanitario, los marinos del Laya Villamil y Recalde, y los miembros de la Compañía de Mar que
descargaban en tierra la ayuda sanitaria para los prisioneros.
Francisco Basallo. Memorias del cautiverio |
Compañía
Mixta de Sanidad
Formaban la unidad un total de
415 hombres: 5 oficiales y 410 de tropa. El 22 de julio la compañía tenía un
oficial de permiso, otro en el hospital y 87 sargentos y soldados no
disponibles. Los restantes 326 constituían la unidad; 166 de ellos en la plaza,
114 en columnas y 43 en destacamentos. Las bajas durante el Desastre
ascendieron a 78 hombres, lo que supone un 22 % del total de los efectivos
disponibles. La unidad estaba compuesta por cuatro secciones: dos de montaña
-permanentemente en el frente- una sección rodada que disponía de tres coches
-uno en Kandussi y Tistutin, otro en Zeluán,
y el tercero en Ben Tieb- y la cuarta sección de automóvil ambulancia
que disponía de cuatro unidades con base en Dar Drius. El 22 de julio, el
coronel Triviño ordenó que una ambulancia se situara en Izumar y las restantes
cubrieran el servicio entre Ben Tieb y Tistutin. Cada una de las cuatro
secciones estaba al mando de un teniente, y al frente de la compañía el capitán
Vicente Lloret Peralt, que en aquellos días disfrutaba de permiso concedido por
el Comandante General. El mando accidental lo ejercía el teniente Manuel Espada
Sánchez-Barbudo, que el 22 de julio estaba en Dar Drius al frente de una
sección. El capitán Lloret (Carcagente, Valencia 06-05-1889) mandaba la unidad
desde 1918 tras un breve paso por los hospitales de Melilla, en 1923 abandonó
el Protectorado al que no volvería ya que falleció prematuramente en Valencia
en octubre de 1925.
Como medios de locomoción para
transporte tenían 6 camiones -2 en reparación- con cubierta de lona y
preparados para poder transportar camillas o para que los heridos fueran
sentados. Estos automóviles fueron los que transportaron el convoy de heridos
que el capitán García Gutiérrez organizó en la mañana del día 22. En reiteradas
ocasiones el jefe de Sanidad de Melilla solicitó el aumento de medios de
transporte. Se consiguió aumentar el número de ambulancias que hasta poco antes
del Desastre era tan solo de dos unidades. Al coronel Triviño le constaba que
desde la Comandancia General se hacían eco de sus peticiones y las trasladaban
al Ministerio, por lo que también solicitó camionetas para poder transportar a
los heridos que pudieran trasladarse sentados. Además, para transportar las
artolas a lomo contaban con 102 mulos y 14 caballos de silla.
Soldado de Sanidad Militar |
Mientras gran parte de los
sanitarios estaban desperdigados por las diferentes posiciones, en Annual se
contaban 2 oficiales y 82 soldados pertenecientes a 3 secciones; los tenientes
López Galiacho y Hernández Vázquez eran los responsables de las tropas. Los
miembros de la compañía participaron activamente en los intentos de ayuda a
Igueriben y tuvieron que organizar la retirada de los heridos de Annual el día
22. Entre ellos, hay que destacar al sargento José López García, de la sección
de montaña, propuesto para recibir la Laureada. En abril de 1926, el capitán
Ricardo Fajardo, juez instructor, entregó sus conclusiones. Aunque la propuesta
fue desestimada, el comportamiento de García fue -según declararon todos los
testigos- ejemplar. Cuando el 21 de
julio, estando las tropas de la columna de Policía Indígena a la vista de las
alambradas de Igueriben, se produjo un conato de abandono de sus puestos, el
sargento García, que se hallaba muy cerca al frente de su sección, impidió que
los policías abandonaran sus puestos e hizo posible el recoger a parte de los
supervivientes y llevarlos hasta Annual. El 22 se destacó también organizando
el convoy de heridos en las artolas, y arrimó el hombro junto al capitán Sabaté
para contener a los soldados que huían en desbandada. Al pasar por Izumar con
sus hombres, entregó voluntariamente su caballo al médico Jiménez Urtasun,
quien gracias a ello pudo llegar a Melilla. Cuando el convoy de heridos y
sanitarios llegó a Drius, se habían registrado casi un 50 % de bajas. Aún le
quedó tiempo al sargento para demostrar su valor, ya que pudiendo, junto al
resto de sus hombres, llegar a Melilla con los heridos, prefirió quedarse en
Zeluán, donde falleció el 3 de agosto. Todos los supervivientes que entrevistó
el capitán Fajardo relataron los méritos contraídos por López García, pero el
Consejo Supremo de Marina y Guerra desestimó la propuesta de concesión. Tras la
reconquista de Arruit, tan solo se pudo recuperar el cuerpo de uno de los
sanitarios muertos y no pudo ser reconocido. Se le dio sepultura en el Panteón
de Héroes, convirtiéndose en el único de sus moradores del que se desconoce el
nombre. Fue el homenaje que la Jefatura de Sanidad quiso dedicar a los
sanitarios, conductores y soldados muertos de
la Compañía Mixta. El capitán médico García Gutiérrez (enfermería de
Annual) escribió en la revista de sanidad militar un emotivo artículo (In
memoriam) en el que recordaba a los compañeros muertos en combate y tuvo
también un especial recuerdo para algunos de los miembros de la Compañía Mixta
destacados en Annual y desaparecidos. Cabos Alberto López Murcia y Soler
Guisado. Sanitarios Nicolás García, Méndez Expósito, Victoriano Borjabat Calvo
y Ramón Montero Díaz.
Evacuación de un herido en el frente |
Parque
de Sanidad Militar
Al frente del parque figuraba
como director el capitán médico Servando Camuñez del Puerto (26-1-1895, Melilla
26-12-1949). Al margen de las funciones propias del parque, tenía asignado el
servicio del tren hospital que cubría el trayecto Tistutin-Melilla realizando
paradas en Arruit, Zeluán y Nador antes de llegar al hospital. Se componía el
tren de dos vagones que podían ampliarse en función de que los heridos y
enfermos pudieran viajar sentados o tuvieran que hacerlo en camillas. Antes de
que la vía férrea quedara cortada, se dispusieron por lo menos tres o cuatro
viajes en el tren, todos ellos organizados por el capitán Teófilo Rebollar,
director de la enfermería de Tistutin. Tras el Desastre y la consiguiente
reorganización de los servicios sanitarios, se pusieron a disposición del mando
tres trenes hospitales. El primero de ellos entró en funcionamiento el mismo
día que sucumbía la guarnición de Monte Arruit. El director del tren Nº 1 fue
el comandante Ángel Calvo-Flores que contaba con el capitán médico César Yaque,
1 sargento y 16 sanitarios para atender a los heridos y enfermos. De las
cuestiones logísticas se encargaban el capitán de intendencia Gabriel Cordero y
el comisario de guerra Carlos Gil. Durante los meses de agosto a noviembre,
periodo de mando del comandante Calvo-Flores, el tren realizó 17 viajes entre
Málaga y Cádiz hacia Granada, Antequera, Sevilla, Córdoba y Linares, Madrid y
Badajoz. Un total de 1821 oficiales y soldados, entre ellos muchos heridos en
Annual, fueron transportados por el tren Nº 1, lo que da idea de lo cruenta que
fue la campaña de reconquista. Formaban el convoy 10 coches de 3ª sin asientos,
1 coche equipado como sala de curas, un vagón de primera para los oficiales, un
vagón equipado de cocina, y otro para el personal sanitario. Posteriormente,
los trenes se fueron adaptando a las necesidades y se les dotó de medios tanto
médicos como técnicos constituyendo un elemento básico en la repatriación de
enfermos y heridos.
Tren hospital Nº 3 |
Los Hospitales
Antes del Desastre en Melilla
existían dos grupos de hospitales tal y como queda reflejado en el anuario
militar de 1921, a partir del mes de septiembre se creo un tercer grupo y se
organizaron cuatro equipos quirúrgicos al mando de sendos comandantes médicos,
2 oficiales y dos sanitarios en cada equipo.
1er Grupo de
Hospitales
Director Teniente coronel Wistano
Roldán Gutiérrez
Hospital Alfonso XIII. 750 camas, bien dotado
Hospital Central, antiguo civil de Melilla. 200 camas
Hospital de infecciosos. Tan solo para enfermos
Hospital de indígenas. Construido en 1909 y pendiente en 1921 de
ampliación para doblar su capacidad, presupuestado en 101.800 Pts.
Oficiales en 1er Grupo:
Comandante Gregorio Fernández
Lozano
Comandante Francisco Iturralde
López
Comandante Filiberto Cuadros
Ruizalday
Comandante Aurelio Solís Jacinto
Comandante Emilio Alonso
García-Sierra
Capitán Nicolás Bonet Luna
Teniente Pedro Álvarez Nouvilas
Teniente Jesús Senra Calvo
Farmacéutico 1º Eliseo Gutiérrez
García
Farmacéutico 2º Julio Sánchez
López
Farmacéutico 2º Pedro Calvo
Muñoz-Torrero
Teniente Escala Reserva Francisco
González Miranda
Hospital de Indígenas |
2º Grupo de Hospitales
Director Teniente coronel Alfredo
Conejo Sola
Hospital Docker. 750 camas. Construido en 1910 bajo la dirección
del capitán de ingenieros Droctoveo Castañón Reguera y modificado en 1913 por
el capitán José Claudio Pereira. En 1921 se habían solicitado fondos para
convertir los cinco Docker- Hospitalier
en pabellones de mampostería, las obras tenían un presupuesto de 320.000
Pts. Desde antes del desastre funcionaba una clínica que dirigía el comandante
Herranz donde se trataban todos los casos de traumatismos accidentales o de
guerra donde se trataron a muchos de los heridos, debiendo únicamente ampliar
el personal y utilizando todos los locales que fueran precisos.
Oficiales 2º Grupo
Comandante Germán Sorni Peset
Comandante Rogelio Vigil de
Quiñones
Comandante Aurelio Solis Jacinto
Comandante Paulino Paredes Pereda
Comandante Clemente Herranz
Lamich
Comandante Diego Bru Gomis
Capitán Miguel Benzo Cano
Teniente Ángel Jordana de Pozas
Teniente Primitivo Jiménez
Urtasun
Teniente José Gómez Segalerva
Farmacéutico mayor Uldarico Presa
Sanahuja
Farmacéutico 1º Teófilo Pérez
Cuenca
Farmacéutico 2º Clementino
Villaverde Almarza
Teniente Escala Reserva Emilio
Martínez Díaz
A-Comandante Herranz. B-Teniente Jiménez Urtasun.C-Teniente Bravo |
Hospital de la Cruz Roja, 1921 |
Laboratorio de análisis clínicos. Se hallaba en uno de los pabellones del Docker
Comandante Cándido Jurado Barrio
Sección
de Farmacia
Existían cuatro farmacias
atendidas por personal militar:
1- Docker
2- Hospital Alfonso XIII
3- Hospital Central
4- Plaza del buen Acuerdo.
Después de los sucesos de Julio surtía a los hospitales de Santiago y de la
Cruz Roja (que formaban parte del 3er grupo creado posteriormente).
Oficiales
Farmacéutico mayor y jefe de
farmacia Francisco García García
Farmacéutico 1º José Santa
Cruz de la Casa
Farmacéutico 2º Fidel Ortiz Díaz
de la Barcena
Farmacéutico 2º Juan Salvat Bové
Durante el trimestre comprendido
entre julio y septiembre legaron a Melilla un total de 32 toneladas de
medicamentos y material de curación por un importe de 103.000 pesetas.
Promoción de farmacia de 1919. 1-Manuel Miranda Román |
Hospitales militares en plazas Menores
1-Alhucemas. Hospital militar
Capitán Ramiro Ciancas Rodríguez
Teniente Jose Rocandio Martín.
Muerto en combate en 1923
Farmacéutico 2º Fernando Torres
Pérez
2-Chafarinas. Hospital Militar
Capitán Lauro Melón Ruiz de
Gordejuela
Teniente
Farmacéutico Miguel Rivera Hernando
3-Peñón de Vélez Gomera. Hospital militar
Capitán José Jover Jover
Teniente Juan Bercial Esteban.
Muerto en Afrau
Farmacéutico Manuel de Mérida Nicolich
4-Cabo de Agua. Enfermería
Teniente Ricardo Couto Felices
Organización del tratamiento de heridos y enfermos
El buque hospital; de Baler al Rif.
Sin pertenecer orgánicamente a la
Jefatura de Sanidad de Melilla, merecen un especial recuerdo la tripulación y
oficialidad del buque hospital Alicante.
El navío, construido en los astilleros de Dumbarton (Escocia), fue bautizado
originariamente como Degu y, al ser
adquirido en 1896 por la Compañía Transatlántica, rebautizado como Alicante. Tras la pérdida de las
colonias en 1898, el Alicante
transportó a España a los últimos de
Filipinas después de su numantina resistencia en Baler. A finales de julio
de 1921 se adaptaron sus cubiertas para poder trasladar a los heridos del
Desastre, y el 8 de agosto, cuando aún se resistía en Monte Arruit, realizó su
primera singladura. Aquel día se evacuaron a 223 hombres; 173 heridos y 50
enfermos, entre los que estaban 14 de los supervivientes de Igueriben. Mandaba
el buque el capitán Agustín Gibernau Maristany, mientras que de los enfermos se
encargaban el comandante médico Rafael Fernández Fernández, el capitán Antonio
López Castro, un farmacéutico y dos oficiales de intendencia. Numerosos fueron
los viajes que el buque realizó transportando heridos tanto de los sucesos de
julio como de la posterior y cruenta campaña de reconquista.
Buque hospital Alicante |
Tras el desastre se produjo una
importante reorganización en el tratamiento y traslado de heridos y enfermos en
gran parte ideada por el Estado Mayor Central al frente del cual se hallaba el
general Weiler y cuyas medidas fueron aprobadas por el ministro De la Cierva.
Había que diferenciar en primer
término entre heridos y enfermos ya que la evacuación se realizaba a ciudades
distintas. Para el traslado y tratamiento de heridos se establecieron en la
península tres ciudades bases, Málaga, Sevilla y Madrid cuyos hospitales solo
recibirían heridos procedentes de la zona de operaciones de Melilla. También se
implantaron cuatro centros de especialización, en Málaga se tratarían las
fracturas graves y las lesiones articulares, en Córdoba las patologías
oftalmológicas y en Madrid se creó un centro de otorrinolaringología y otro de
prótesis maxilofaciales. Este último tendría en Melilla un centro filial para
tratar las lesiones maxilofaciales más urgentes. Del traslado de todos los
heridos se encargaría el Alicante, que podía viajar indistintamente a Cádiz o
Málaga, donde tenían su cabecera sendos trenes hospitales. Los heridos afectos
de fracturas serían los únicos que no utilizarían los trenes ya que debido a su
estado eran tratados en Málaga. El mando
y organización se situaría en Málaga encargándose de la coordinación un
teniente coronel médico, el primer seleccionado fue Virgilio Hernando Quevedo.
El jefe médico se hallaría a las órdenes del gobernador militar, quien a su vez
mantendría comunicación constante con el Alto Comisario y el Ministerio.
El Alicante transportaría heridos
a Málaga y Cádiz, desde esta última ciudad se les trasladaría en tren a Sevilla
y Madrid, mientras que los que eran ingresados en Córdoba relazarían el
transito en Málaga. Las tres ciudades bases deberían albergar para los heridos
350 camas y el hospital de Córdoba doblar su capacidad. La circular publicada
por el Ministerio el 22 de septiembre autorizaba a los gobernadores militares
de todas las ciudades a requisar establecimientos adecuados para recibir
heridos.
Para albergar enfermos se
designaron Badajoz, Córdoba, Granada, Almería, Cartagena, Alicante y Valencia.
En casi todas las ciudades se habilitaron locales y los ciudadanos recibieron
cálidamente a los enfermos, organizando gran cantidad de actos para hacer más
llevadera su recuperación. Por desgracia en todas las ciudades fallecieron
soldados víctimas de enfermedades, en el cementerio del Cabañal de Valencia se
costeó una lápida para recordar a cuatro soldados muertos a raíz de dolencias
pulmonares, el mayor de ellos tenía 24 años. Del traslado de todos los enfermos
se encargaría el Alicante que alargaría su travesía hasta la costa Valenciana,
mientras que desde Cádiz o Málaga viajarían a Badajoz, Córdoba, Granada y Almería en los
trenes hospitales. En Málaga se creó un registro de vacantes hospitalarias, del
cual se encargaba el teniente coronel médico. Este registro sería el que posteriormente
marcaría la travesía del Alicante y el orden de puertos a tocar. Para que el
registro funcionara correctamente deberían coordinarse los jefes médicos de las ciudades y por
supuesto desde Melilla quien debía además comunicar al gobernador de Málaga la
composición de las expediciones 48 antes de la partida del barco hospital. En
definitiva, una amplia reorganización en la que se verían implicados una gran
cantidad de médicos militares y que se fue ampliando de manera proporcional al
incremento del número de enfermos y heridos que se produjeron tras la rota de
Annual. Tras los importantes servicios
prestados por el Alicante en las
campañas, volvió a ser utilizado por la Transatlántica hasta que al estallar la
guerra civil quedó fondeado en el puerto de Barcelona. En 1938 la aviación
rebelde bombardeó el puerto, y allí, en la misma ciudad en la que 40 años atrás
había transportado a los últimos de
Filipinas, fue hundido el viejo Alicante.
Bibliografía
http://desastredeannual.blogspot.com.es/p/blog-page.html
Organización del traslado de heridos y enfermos tras el Desastre |
Bibliografía
http://desastredeannual.blogspot.com.es/p/blog-page.html
Increible la cantidad de datos que aportas. Enhorabuena por poner toda esta cantidad de informacion al alcance de nuestras manos sin pedir nada a cambio. Gracias.
ResponderEliminarjesus
Interesantisimo, gracias por compartir tanta Historia, es un placer poder leer tanto relato.
ResponderEliminarMí abuelo fué prisionero durante 18 meses, era civil. Un saludo.
Interesantisimo, gracias por compartir tanta Historia, es un placer poder leer tanto relato.
ResponderEliminarMí abuelo fué prisionero durante 18 meses, era civil. Un saludo.
Gracias Javier, quiero hacerlo público, gracias por darme a conocer lo que mi familia siempre ha callado sobre el Capitán médico Teófilo Rebollar, mi tío abuelo.
ResponderEliminarCarmen Fdez-Cuartero Rebollar
Interesantisimo,en lo referente al capitán Vázquez, tiene un pariente al que ayudó a nacer el 25 de julio de 1936, Benjamin Vázquez, cuyo padre, tio y un hermano del capitán fueron asesinados cuarenta días más tarde en la torre Espioca. Cinco miembros de la familia Vázquez cayeron ese año, incluyendo el capitán.
ResponderEliminarVaya, lo del nombre de quien publica salió automático.
EliminarHola. Gracias por visitar el blog. Muy interesante lo que me cuenta sobre el capitán Vázquez. Le dejo mail para ampliar la información. sanchez_reg@hotmail.com
EliminarAtentamente
Javier
Muy interesante. Mi bisabuela fue una de las damas enfermeras.
ResponderEliminarHola ARIEN
ResponderEliminarGracias por visitar el blog y por su comentario. Si quiere aportar información sobre su bisabuela le dejo mi mail:
sanchez_reg@hotmail.com
Atentamente
Javier Sánchez Regaña
Para tener una idea de las condiciones sanitarias reinantes en el territorio de la Comandancia de Melilla según las estadísticas hospitalarias mensuales de enero-febrero 1921, del AGM Madrid, de entre los 2.267 ingresos hospitalarios registrados en ese periodo, 640 fueron por tiña y sarna; 487 por paludismo; 221 por bronoconeumonías, 462 por enfermedades venéreas y 6 (!) por heridas de bala.
ResponderEliminarHola Fernando. Tomo nota de los datos que aporta sobre las estadísticas hospitalarias. El registro de fallecidos del cementerio de Melilla demuestra que las enfermedades fueron hasta la caída de Abarrán la causa más común de mortalidad. En enero y febrero de 1921 fallecieron en los hospitales 14 soldados y otros 3 murieron con toda seguridad debido a suicidios. En marzo la mortalidad aumentó y fueron 21 los soldados fallecidos por enfermedades.
EliminarMe gustaría si no tiene inconveniente contactar con usted. Le dejo mi mail
sanchez_reg@hotmail.com
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy interesante y bien documentado trabajo de investigación. Felicidades.
ResponderEliminarMi padre es Carlos Perdomo Shiels, hijo de José Perdomo y Benítez,natural de las palmas de gran canaria que emigró a cuba y después a México por 1915. Mi abuelo fue hermano de Wenceslao Perdomo y de Antonio Perdomo que mencionas en tu artículo, la historia de Wenceslao, médico militar la conocíamos por mi abuelo y después por boca del propio Antonio a quien visitó mi papá en Madrid por los años 50
Le felicito por su trabajo y la cantidad de información que aporta. Es una gran investigación. Estoy realizando mi tesis sobre el "Comienzo de la Aviación Sanitaria en España" y me ha gustado toda la información que aporta para saber como eran las condiciones de la organización sanitaria durante esas fechas. Felicidades
ResponderEliminarSoy Comodoro Médico de la Fuerza Aérea Argentina, retirado ya. Sigo de cerca todo esto a partir de la serie Tiempos de Guerra. Estuve en la Guerra de Malvinas en 1982;luego en Mozambique(1994) y después en Kosovo(1999),donde trabajé con el Ejército Español. Fue un honor trabajar con ellos, casi nuestros hermanos. Muy completo este artículo. Los felicito.
ResponderEliminarQuiero darte las gracias por este magnifico blog y articulo, a proposito del 100 aniversario de Annual, precisamente mirando los mallorquines que estuvieron en Annual he dado con Jose Rover, teniente medico, muerto en Monte Arruit creo, tiene una calle dedicada en Palma, aunque nadie se acuerde de quien es. Lo dicho muy intesante, enhorabuena
ResponderEliminarHola Ludwig. Gracias por visitar el blog y por tus comentarios. Precisamente y sin saberlo, viví en 1990 en la calle que lleva su nombre en Palma. Yo tampoco lo conocía pero el destino así lo quiso. Saludos
EliminarSalut monsieur Sanchez
ResponderEliminarJ'aime beaucoup tes articles, ce sont tres interssant je te remercie .
Je vous demande si possible monsieur Sanchez de m'envoyer des archives qui parlent de la ville zaio - cabo agua - Quebdana - Arkman . Ces sites a ete occupes a l 'epoque par l'espagne.
Merci - muchas gracias
Soy sobrina nieta de Amadeo Fernández- Gomara y de Alfredo Fernández -Gomara
ResponderEliminarMuy interesante este bloc.
Gracias por visitar el blog. Aprovechando la ocasión guarda la familia alguna fotografía del capitán Amadeo Férnandez Gomara ? Si es así y quieren compartirla les dejo mi mail. sanchez_reg@hotmail.com. Agradecido. Javier
Eliminar