viernes, 21 de enero de 2011

Nomenclátor de Annual

Nomenclátor de Annual
Barcelona y Annual
A lo largo y ancho de toda la geografía española calles, plazas, acuartelamientos y otros establecimientos militares, monumentos lápidas u otros elementos decorativos llevan o llevaban los nombres de alguno de los protagonistas del desastre. En la actualidad muchas de esas calles han desaparecido de los callejeros de las ciudades o pueblos y en otros casos se ha eliminado el empleo militar y aparecen tan solo con sus nombres. En aquellos lugares en donde se les ha cambiado resulta difícil localizar hoy en día algún vestigio de su antiguo nombre. La gran mayoría de los homenajes a los caídos y laureados del desastre se celebraron a lo largo de la segunda mitad de los años veinte. Tras la proclamación de la República se cambió la denominación de algunas vías y al llegar la democracia en 1978 otras tantas perdieron su antiguo nombre, en algunos casos debido a confusiones sobre su participación en el golpe de estado de 1936. No tengo constancia de que al capitán Salafranca se le dedicara calle alguna y al general Cebollino se la dedicaron en 1944, pero no como consecuencia del aquel convoy a Igueriben sino por su actuación en la guerra civil antes de morir en combate. Hoy en día, siete de los once laureados y algunos oficiales y soldados aún son recordados en los callejeros de las ciudades y pueblos de España.

Esta primera entrega la dedicaré a Barcelona, la ciudad donde he vivido casi toda mi vida y que tiene varias calles que todavía recuerdan a los protagonistas del desastre. En sucesivas entregas iré confeccionando el nomenclátor de Annual con el resto de  comunidades autónomas.  

¿Qué se saca de aquesto? ¿Alguna gloria?
¿Algunos premios o agradecimientos?
Sabraló quien leyere nuestra historia
Verase allí que como el humo al viento
Así se deshará nuestra fatiga.
Garcilaso de la Vega.


Barcelona y Annual
Diego Flomesta Moya
En el barrio de Sants, muy cerca de L’Hospitalet y en una de las calles que desde la calle mayor del barrio llegan hasta las vías del tren, se halla la calle Teniente Flomesta. En los años veinte en la barriada de Sants aquella pequeña vía era la calle F. El ayuntamiento de Barcelona decidió dedicar aquella travesía a la memoria del artillero murciano en mayo de 1927. En aquellos momentos era el edil de la ciudad Condal Darío Rumeu i Freixa (1886-1970) Barón de Viver y alcalde entre 1925 y 1930. Rumeu fue un importante financiero y político además de uno de los fundadores de Unión Patriótica Nacional, con quien gobernaba la corporación municipal. A él se debe en 1927 la iniciativa de dedicar cuatro calles a protagonistas de Annual y otras dos a los tenientes coroneles Rafael Valenzuela y González Tablas. Un año antes, el sábado 22 de mayo de 1926, se había celebrado un homenaje en honor de Flomesta en el círculo del ejército y la armada, al descubrirse un busto que recordaba al héroe de Abarrán.
En aquella ocasión y con la asistencia de un gran número de autoridades militares, el comandante de artillería Pablo Enseñat Martínez, pronunció un discurso exaltando las virtudes de Flomesta y recordando la dura prueba que le tocó pasar mientras se hallaba cautivo en el Rif. Enseñat también recordó en su disertación el importante homenaje que la ciudad de Segovia rindió al murciano el 30 de junio de 1924 al cumplirse tres años de su muerte. En aquella ocasión y con la presencia del Marqués de Estella se descubrió una placa en el patio del Orden de la academia de artillería de la que era director el coronel Fernando Florez Corradi. La lápida, obra del escultor segoviano Aniceto Marinas García (Segovia 1866-Madrid 1953) decía lo siguiente:

“Al teniente Diego Flomesta y Moya, heroico defensor de Abarrán (Melilla) martirizado y muerto. Sus compañeros”.

En ambos actos se recordaron a otros artilleros muertos en combate y que han pasado a la historia del arma. Daoíz, Velarde, Royo, Guiloche y los hermanos De la Paz. En aquel momento el ayuntamiento de Barcelona no había decidido que calle llevaría el nombre del artillero de Abarrán y al hacerlo unieron los destinos de los artilleros, ya que las calles teniente Flomesta y la que lleva el nombre de Daoíz y Velarde forman una encrucijada.
El 2 de mayo de 1928 fue el día que la corporación municipal de Barcelona eligió para inaugurar la travesía dedicada a Diego Flomesta. La pequeña calle se transformó y cuesta imaginar que se pudiera montar tal infraestructura en un espacio tan reducido. La mayoría de los balcones se adornaron y se montaron dos tribunas en el cruce con la actual calle Antonio de Capmany. Una se utilizó para oficiar la misa de rigor y la otra lo ocuparían las autoridades militares encabezadas por el capitán general Emilio Barrera, el gobernador civil general Milans del Bosh y el gobernador militar, general Ignacio Despujol Sabater.


Calle Teniente Flomesta
Frente a ellos, una abigarrada y heterogénea representación ciudadana formada por miembros de la Unión Patriótica, otros pertenecientes al Somatén, el gremio de líquidos de Barcelona, una comisión de los exploradores y un gran número de niños y niñas de las escuelas municipales de la ciudad.
Las fuerzas que rindieron honores pertenecían al 8º regimiento ligero con guarnición en Barcelona y las mandaban dos capitanes relacionados directamente con el desastre. La primera batería al mando de Guillermo Vidal Quadras Villavechia, que en julio de 1921 era compañero de Diego Flomesta en la comandancia de Melilla. La otra al mando de Eduardo Puig Iriarte, cuyo hermano Fernando murió en combate en Sidi Dris. De la misa se encargó el capellán de 1er regimiento de montaña José Vidal Planas. El paso del tiempo se encargó después de unir los destinos de aquellos hombres, ya que el capellán Planas fue quien casó al capitán Vidal Quadras con Carmen Biada en 1930 y posteriormente ambos capitanes morirían en la guerra civil. El primero, en el frente de Madrid el 7 de noviembre de 1936 cuando se hallaba al mando de una compañía de carros y a Eduardo Puig lo fusilaron milicias republicanas el 20 de julio en la Maestranza de artillería de Barcelona.
Cuatro discursos se pronunciaron durante el acto antes de que Carlos Magaz Fernández Henestrosa, el teniente más moderno de entre todos los artilleros de Barcelona, descubriera la placa conmemorativa. El oficial había salido de la academia en julio de 1926 y era hijo del contralmirante y miembro del directorio militar Marqués de Magaz. Mientras me documentaba para buscar datos sobre las calles que recuerdan al desastre, pensé de manera equivocada que ya no quedaría ningún vestigio en aquella estrecha calle de Sants. Mi sorpresa fue mayúscula cuando en la esquina donde se instaló la tribuna para las autoridades, levanté la vista y pude ver la vieja placa que aquel lejano mes de mayo de 1928 descubrió el teniente Magaz.

“El excelentísimo ayuntamiento de Barcelona dio esta calle al teniente de artillería:
D. DIEGO FLOMESTA MOYA
Que murió de hambre y sed antes que enseñar el manejo de los cañones al enemigo”


El ayuntamiento de Barcelona a Diego Flomesta
Cuando me alejaba en dirección a mi siguiente parada, me giré e imaginé el variopinto desfile que rindió honores a Diego Flomesta aquella mañana. Bajo aquella vieja placa desfilaron las baterías de artillería, los exploradores, el somatén y la nutrida representación de niños y niñas de los colegios de la ciudad. El homenaje tuvo tal repercusión que se recibieron en Barcelona muchas cartas de agradecimiento, entre ellas la de Diego Flomesta Medina, padre del teniente y otra del ayuntamiento de Murcia.
Sin abandonar el barrio de Sants me dirijo hacia el campo del FC Barcelona donde me espera la calle dedicada al jefe de los defensores de Igueriben.


Calle Teniente Flomesta
Julio Benítez Benítez
En tan solo unos minutos de trayecto y cruzando la avenida de Madrid llego hasta la calle dedicada al comandante Julio Benítez. Se trata de una pequeña vía que desemboca en la travesera de les Corts junto al campo del FC Barcelona. En 1928, cuando se inauguró la calle, el equipo aún jugaba en el antiguo campo de las Corts y aquella pequeña travesía era la número 10 de la barriada de Sants.
En esta ocasión también se eligió una fecha emblemática y el ayuntamiento y las autoridades militares decidieron que coincidiera con los actos previstos para celebrar la patrona de la infantería. La festividad de la Inmaculada Concepción involucró en la conmemoración a todas las fuerzas de infantería que tenían cuartel en la capital. El regimiento de Vergara 57 al mando de Luís Franco Cuadras, el de Alcántara 58 que mandaba Nicolás Molero Lobo, el de Jaén 72 cuyo jefe era José Laucerica Benedicto, el de Badajoz 73 al frente del cual se hallaba Manuel Romerales Quintero y el batallón de Montaña de Barcelona en cuya jefatura estaba el recién ascendido a teniente coronel Francisco García Escamez. El mando de la 2ª brigada de infantería de Barcelona lo ostentaba un viejo conocido de los días de Annual, el general de brigada Enrique Salcedo Molinuevo. El antiguo jefe de San Fernando había ascendido a brigadier por méritos de guerra el 21 de mayo de 1925.
El programa de actos se inició el día siete en el teatro Victoria con una función para la tropa donde se estrenó la zarzuela “El héroe”, con letra del coronel Romerales y Francisco Prada Blasco y música a cargo de Julián Palanca Macía, músico mayor del regimiento de Badajoz 73.


Calle Comandante Benítez
Esta poco conocida pasión de Romerales por las zarzuelas no se limitó a esa única representación. Anteriormente ya había estrenado junto a Prada en octubre del mismo año “En los naranjos”, comedia en dos actos sobre costumbres valencianas con música de Julián Palanca y Antonio Palanca Villar, este último también músico militar. Según las crónicas periodísticas la función alcanzó tal éxito que Romerales se vio obligado a saludar al público desde el proscenio del teatro. En colaboración con su hermano Domingo estrenó “Las conquistas de Narciso” y “La gitanilla rubia” en la que la música corría cargo del músico mayor José Power Reta. Sobre Francisco Prada Blasco, telegrafista, autor de sainetes, zarzuelas y guiones cinematográficos me gustaría destacar que en 1923 publicó la prácticamente inédita obra, “La odisea de los cautivos: en poder de la salvaje morisma”, crónica sobre los prisioneros españoles de Annual.
El domingo nueve, fue el día elegido para perpetuar el nombre de Benítez en el callejero de Barcelona. Antes de recordar lo que pasó en Igueriben años atrás, se celebró una misa de campaña en sufragio de los caídos del arma de infantería. Después, Manuel Romerales, dedicó el primer discurso a explicar porqué aquel oficial, que ocupaba el número 278 en la escala de comandantes de infantería en 1921, se convirtió en un héroe. Recordar Igueriben es adentrarse en los límites de lo que un humano puede resistir en condiciones inhumanas. A los héroes se les premia con el recuerdo de los demás y en aquel momento los allí presentes honraron a Julio Benítez y a todos sus hombres. Entre los asistentes al acto, Tulio López Ruiz, jefe de uno de los batallones de Vergara y antiguo ayudante del general Fernández Silvestre al que el azar libró de una más que segura muerte el 21 de julio de 1921. Años después muchos de aquellos oficiales que formaban en la Travessera de les Corts también engrosaron las listas de los caídos del arma de Infantería. Entre otros Salcedo Molinuevo, Romerales, Nicolás Molero y Tulio López cayeron fruto del odio fratricida.

A Julio Benítez. Luis Cambronero
En esta ocasión no tuve la suerte que en mi visita anterior, ninguna placa ha quedado en las paredes de la calle Comandante Benítez. A sus hombres, a todos, les dedicó una calle el ayuntamiento de Jimera de Líbar ,en la provincia de Málaga, que lleva el nombre de “.Héroes de Igueriben”
Mi siguiente visita no se halla muy lejos. Subiendo por la Gran Vía de Carlos III se llega hasta la Diagonal, justo en el cruce donde se halla la residencia de oficiales me encuentro con la calle del Capitán Arenas.

Félix Arenas Gaspar
Coincidiendo con la celebración de San Fernando, patrón de los ingenieros militares, se inauguró el 30 de mayo de 1928 la calle que lleva el nombre del capitán Arenas. Para ello el ayuntamiento se decidió por la travesía 17 de la zona del ensanche de las Corts de Sarrià, que formaba parte del plan de modificaciones y adiciones que se aprobó en 1925. La calle se iniciaba en la avenida Alfonso XIII y finalizaba en la de Manuel Girona. De las calles dedicadas a los héroes de Annual es la que tiene mayor longitud.
La ceremonia se efectuó en la confluencia con la avenida de Alfonso XIII y se hallaba presente una importante representación de autoridades militares y civiles. Por parte de la familia asistió Vicente Gaspar Ariza. Eduardo López Ayllón acudió en nombre del ayuntamiento de Molina de Aragón. Días después la ciudad donde había vivido la familia Arenas organizó un masivo acto de homenaje al capitán donde se descubrió la estatua, obra del escultor Lorenzo Collaut Valera (1876-1932).


Calle Capitán Arenas
La lápida dedicada a Félix Arenas fue costeada por el capitán de ingenieros (Medalla Militar Individual) Antonio Pozuelos Rodríguez del cuarto regimiento de Zapadores de Barcelona, que mandaba accidentalmente el teniente coronel Anselmo Otero-Cossio Morales. De descubrirla se encargó el también capitán César Gimeno Suñer, monárquico acérrimo, gentilhombre de S.M. y presidente del “Grupo Alfonso”. De este mismo también formaban parte un amplio mosaico de la nobleza catalana, que se movilizaba cada vez que el Rey visitaba la ciudad y se alojaba en el Palacio Real que había sido costeado por aquella elitista aristocracia con el objetivo de que el monarca pudiera pasar más días en Barcelona. César Gimeno fue nombrado en 1931 gobernador civil de Lérida y el 25 de julio de 1936 fue fusilado en Tarragona por milicias Republicanas siendo comandante.
En esta ocasión también asistieron al acto niños y niñas de colegios municipales a los que el teniente de alcalde Valentín Vía Ventalló se dirigió para recordar los valores por los cuales hoy estaban allí presentes. Félix Arenas dejó al morir tres huérfanos y a su mujer, María Arenas Ramos, embarazada del cuarto hijo, con una medalla de sufrimientos y la pensión de la Laureada concedida a su querido marido. La vida de María fue dura y llena de sufrimientos. Annual se llevó por delante a su marido y a su cuñado Francisco. Durante la guerra civil murieron sus dos hijas Enriqueta a los quince años y Maruja con veinte y tras la contienda falleció a los treinta y cuatro años su hijo Félix, a consecuencia de las enfermedades contraídas durante su participación en la División Azul. Su hijo póstumo Francisco, llegó a alcanzar el empleo de contralmirante ingeniero de la Armada el 19 de junio de 1981 y tres años después pasó a la reserva.
Mucho tiempo después,la calle dedicada al capitán adquirió un dramático protagonismo. El 6 de marzo de 1972 se produjo una violenta explosión de gas que derrumbó un edificio de diez plantas y causó 18 muertos.


Félix Arenas y sus hijos Félix y Francisco
Fernando Primo de Rivera Orbaneja
En la orden del día del ayuntamiento de Barcelona con fecha 15 de mayo de 1928 puede leerse lo siguiente:
“Otro, proponiendo que se le dé el nombre del teniente coronel Primo de Rivera a la calle sin denominación que parte de la Avenida de Alfonso XIII en dirección norte, a la que da a la fachada este del Palacio Real, que se designe con el nombre del teniente coronel Valenzuela la calle sin rotular paralela a la anterior que sigue la fachada oeste del Palacio”.
Para inaugurar la calle se eligió el 10 de octubre de 1929. Al acto había confirmado su presencia el general Primo de Rivera, que tendría una apretada agenda ya que también se hallaba en Barcelona la Reina y sus hijas. Además en la ciudad todavía se celebraba la Exposición Internacional que se había inaugurado el 15 de mayo y que se prolongó hasta el 15 de enero del año siguiente y fue visitada por más de 200.000 personas. En este caso el protagonismo de la jornada lo tuvo la caballería, por lo que en la avenida de Alfonso XIII (hoy Diagonal) formaron secciones de los tres regimientos de dragones. Mandaba entonces la 4ª Brigada de caballería el general Carlos de León Dórticos que componían el 9º de Dragones al mando de Ildefonso Sánchez, el 10º de Montesa con el coronel Antonio Parache y el 11º de Numancia cuyo jefe era Aquilino Castro.
El discurso inicial corrió a cargo del comandante y propietario agrícola Ignacio Bufalá Ferrater, destinado en el 9º de Dragones y que posteriormente fue jefe de los Mossos d’Esquadra. En último lugar se dirigió a la concurrencia y visiblemente emocionado el Marqués de Estella, que recordó el sacrificio de Fernando y sus cazadores. Él mismo, se encargó de descubrir la lápida que la ciudad dedicó a su hermano. Aquellas serían las últimas palabras que el dictador pronunció en la ciudad donde años antes protagonizó el golpe de estado siendo capitán general. La placa, de la que ya no queda rastro, se situó junto a una de las entradas laterales de los bellos jardines del Palacio y decía así:

Calle Fernando Primo de Rivera
“El excelentísimo ayuntamiento de Barcelona dio a esta calle el nombre del teniente coronel Primo de Rivera. Este es el heroico jefe que sufrió y murió por la patria en Monte Arruit. 06-08-21. Aprende ciudadano.”

Entre los oficiales de caballería presentes se hallaba el capitán Ricardo Chicote que mandaba un escuadrón de Alcántara en 1921 y que en 1929 se hallaba destinado en el 11º de Dragones. Otros supervivientes de Annual aquel día eran los capitanes Juan García Margallo y José Urenda Miranda, ambos oficiales de la Policía Indígena de Melilla en 1921.
Dos meses después del acto, el 28 de enero, Primo de Rivera presentó su dimisión y seis semanas más tarde murió en Paris. Posteriormente fue enterrado junto a su hermano en la Sacramental de San Isidro, en el patio de la Concepción.

Calles de Barcelona


Bibliografía
Hemeroteca La Vanguardia. 1928 y 1929
España en sus Héroes. Coronel Gárate Córdoba. Edit. Ornigraf, Madrid 1969. Entrevista con la Sra. María Arenas Ramos.
Anuarios militares de 1928, 1929 y 1930.
Fotografías realizadas por el autor.